Recibimos y publicamos este precioso artículo escrito por Elena Muscas, autora del blog Ojos de Muscas: Islas, ritos y mujeres.
«Las raíces son importantes en la vida de un hombre, pero los hombres tenemos piernas, no raíces, y las piernas están hechas para ir a otra parte», Pino Cacucci.
Hacer voluntariado para descubrir el mundo
Alguna vez habrás pensado en dejarlo todo y marcharte. Todo el mundo encuentra su vía de escape: un trabajo que ya no le satisface, la rutina diaria que genera ansiedad y aumenta el malestar, un amor terminado, una pérdida importante o, simplemente, el deseo de abandonar nuestra zona de confort, aclararnos y, tal vez, aprender más sobre nosotros mismos.
Hay muchas formas de hacerlo. El voluntariado es una de ellas y la combinación con viajar es un combo (casi) perfecto que sugiero que elijas, no para cambiar el mundo, pero al menos para entenderlo mejor.
Estoy convencida de que existe una ambición mayor en la vida que estar de pie o correr desesperadamente en el trabajo; es agacharse, escuchar, cambiar y levantarse, tal vez incluso ayudando a los demás.
Por qué marchar y cambiar las perspectivas vitales
Así que decidí (volver) a irme y hace ahora dos años que tomé esta decisión. Algunas veces la razón no es tan clara: soñar con otros países, otros lugares, otras personas y tener un fuerte deseo de conocerlos…
Antes de partir, y si estás leyendo este artículo me imagino que tienes esa intención, trata de aclarar el motivo. Si no tienes la respuesta, no te preocupes, la hallarás.
La elección del país
Si tienes que elegir país para realizar un viaje, te sugiero que te hagas con un globo terráqueo. Tengo uno que me gusta especialmente porque me lo dio una persona especial con quien compartí cambios, emociones y países, y porque cuando estoy en casa (¡porque tengo una casa a la que volver!) es una forma de seguir vagando y es el primer paso para cambiar la perspectiva.
Te darás cuenta de lo grande que somos al pensar en la reconstrucción de un mundo posible. En cambio, cuando comiences a buscar información y documentarte sobre tu próximo destino, con el que fantaseas desde hace tiempo, te darás cuenta de lo pequeño que eres.
Porque hay muchos mundos posibles y los medios reconstruyen uno casi todos los días, pero lo que realmente representa ese lugar específico, su identidad, se encuentra solo allí donde vive la gente.
Yo decidí marchar al Sudeste Asiático: Tailandia, Birmania, Laos, Camboya y Vietnam; lo haré el próximo mes, ya lo he decidido.
La búsqueda del itinerario y del anfitrión
Antes de partir, es muy importante, además de obtener el visado, hacer un plan que luego se puede cambiar, modificar o improvisar, pero es mejor tenerlo y saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
Llegaré a Bangkok en un vuelo directo desde Milán y, por el momento, he planeado quedarme un mes en el país de las sonrisas, por lo que no me hace falta un visado si me quedo 30 días. Bangkok, Kho Phangan y Chiang Mai son los tres puntos estratégicos que he elegido para viajar por todo el país.
Así que busqué proyectos de voluntariado a través de la plataforma Work Away (¿sabes cómo funciona? Hay otras plataformas como Helpex, Wwoof, etcétera) y me aceptaron en un hostal para gestionar las llegadas y reservas, en una escuela para ayudar a los niños con actividades lúdicas y en una pequeña tribu en las montañas de la zona norte.
Después de Tailandia, iré a Birmania, que no me perdería por nada del mundo.
No quiero perderme el valle de Bagan y sus miles de pagodas y me gustaría llegar al lago Inle y sus jardines flotantes. El anfitrión de Work Away al que contacté y que me respondió es un amable hombre de Yangón, la ciudad más grande del país, que necesita ayuda en un monasterio que funciona como casa de huéspedes.
Luego, me dirigiré hacia el centro, donde otro anfitrión cerca de Mandalay, un lugar encantador lleno de artesanos, me dará la bienvenida a un centro budista. También pensé en disfrutar del couchsurfing, en esta tierra apenas frecuentada por los viajeros, pero bien conocida por los mochileros.
Tailandia es la que ofrece más oportunidades para hacer voluntariado en casas de huéspedes en zonas principales, en pueblos tailandeses en el noreste para ayudar a la población local en el trabajo doméstico y rural, o al sur y en las islas para colaborar con centros de yoga y similares.
Birmania tiene menos oferta y aún menos Laos, el país más bucólico de todos.
La espera antes de partir y la aceptación de los anfitriones
Estoy esperando las confirmaciones. La parte más difícil es fijar las fechas de llegada y salida, porque, por ejemplo, en Birmania el visado es obligatorio y desde el momento en que lo pides, tiene una validez de 90 días (para 28 días de estancia).
La búsqueda de uno mismo y preguntas existenciales
Viajar por proyectos como Work Away te brinda la oportunidad de conocer historias y a personas memorables; de conocer el mundo no a través de pantallas o prejuicios, sino de verdad. La capacidad de adaptarse a un nuevo lugar, cultura e idioma totalmente diferentes al nuestro te abre la mente y hace que te hagas preguntas sobre la vida que, de otro modo, das por sentado, y eso es algo que solo se desarrolla viajando.
Prepararse psicológicamente: lecturas recomendadas
Hay algunos libros que he leído, otros que me gustaría leer. Por lo general, antes de emprender un viaje me gusta sumergirme en el país que iré a descubrir, en su historia. En este viaje me acompañan sobre todo los libros de Terziani. He leído «En Asia» y ahora estoy obsesionada con «Un adivino me dijo» que te brinda la oportunidad de replantearte muchas cosas y es un libro con el que puedes identificarte y encontrarte a ti mismo.
Luego, para Birmania, me gustaría leer algunos libros de Aung San Suu Kyi, una gran activista de los derechos humanos y una figura muy importante para entender el controvertido país pese a haber sido criticada. Aunque me gusta organizarme y prepararme, también me gustan los viajes desorganizados y me dejo llevar por el azar y lo desconocido.
Uno de los libros que leí y releí es «Into the Wild», que no puede faltar en la mesita de noche de aquellos que, como yo, adoran el viaje y el camino. Te dejo con una cita:
“Hay mucha gente infeliz pero que no toma la iniciativa para cambiar su situación porque están condicionados por la seguridad, el conformismo y el tradicionalismo que parecen garantizar la tranquilidad, pero en realidad para el espíritu aventurero de un hombre no hay nada más devastador que un futuro seguro. El verdadero núcleo del espíritu vital de una persona es su pasión por la aventura. La alegría de vivir resulta del encuentro con nuevas experiencias y, por tanto, no hay mayor alegría que tener un horizonte en constante cambio y encontrarse cada día bajo un sol nuevo y diferente.”
Biografía
Elena Muscas. Sarda, graduada en 2011 en Bolonia, se dedica a la comunicación, con pasión y dedicación, en muchas de sus formas: desde la escritura hasta la fotografía, a través de la organización de eventos y el desarrollo de nuevos proyectos.
Apasionada de los viajes, está locamente enamorada de las islas y en los últimos años nunca ha vivido más de 6 meses en el mismo lugar o continente. Le encanta hacer fotos, especialmente retratos, y al ser terca, intenta hacer todas esas cosas a la vez, experimentando y atreviéndose. Cree firmemente en las contaminaciones. Consume cómics y practica yoga.
Puedes contactar con Elena en su blog, Ojos de Muscas: Islas, ritos y mujeres, o en Social Lab.
Hola!
Que pagina me recomendas para buscar opciones para hacer voluntariados gratis en el sudeste asiático?
Saludos!