Una de las puertas de entrada a la muralla de Dali – Foto de Matteo Bosi
Situada en el corazón de Yunnan, Dali (大理) es una pintoresca ciudad habitada en su mayor parte por la etnia bai, asentada aquí hace milenios. O, mejor dicho, ese sería el casco antiguo de Dali, el núcleo original, rodeado de murallas y caracterizado por las típicas casas de arquitectura bai.
En cambio, la nueva ciudad china de Dali es un asentamiento que corre a lo largo del lago Erhai y casi ha engullido al pequeño centro clásico que se encuentra en la orilla occidental. Los hoteles se yerguen uno tras otro y los coches se afanan por recorrer el camino que bordea el lago, desde el aeropuerto hasta el casco antiguo, pasando junto a los nuevos monstruos de hormigón, cada vez más gigantescos y malvados, pero que representan el progreso.
Es una zona que ha visto al próspero reino de Nanzhao, sometido a los mongoles cuando invadieron a los bai budistas y los anexionaron al Imperio Celestial. Durante mucho tiempo, Yunnan no fue más que una parada en la antigua ruta del té (o Ruta de la seda meridional).
Hoy en día, el turismo es una fuente importante de ingresos, con todos los pros y los contras que conlleva la especulación: a la artesanía local le resulta difícil resistirse a la producción en masa, las casas se convierten en tiendas y las costumbres locales se vuelven un reclamo para turistas más que una tradición sentida, al menos para las nuevas generaciones.
En realidad, no ocurre así solo en Dali, sino en toda la parte noroeste de Yunnan, donde las minorías étnicas luchan diariamente contra una implacable homogenización. Y hay que decir que la situación aquí no ha llegado aún a los extremos de, por ejemplo, Lijiang, donde los lugareños han abandonado casi por completo el casco histórico habitado.
Sirva esto para aclarar mi postura como turista que oscila diametralmente entre la fascinación y el disgusto. Es mejor ir a estas zonas tan pronto como sea posible, ya que, bajo el punto de vista de la autenticidad, se está produciendo una cuenta regresiva inexorable que empuja a Yunnan a perder algo precioso a cada día que pasa. La única alternativa es incentivar en primera persona un turismo cultural responsable.
Cuándo ir a Dali
Dali, aunque se encuentra a 1.900 metros de altitud, no sufre el frío de la parte más al norte de Yunnan. El clima es por lo general suave y muy soleado. Visitar la ciudad en primavera y otoño es un placer, al igual que en verano, pues el termómetro apenas alcanza los 30°.
De hecho, valen las mismas recomendaciones que para Kunming: el sol aprieta porque estamos en alto, así que hay que echarse crema durante todo el día y tener en cuenta el cambio de temperatura entre el día y la noche.
Venta de aperitivos típicos de la etnia Bai en el mercado de Dali – Foto de Fabio Andreetti
Cómo llegar y cómo desplazarse por Dali
Por lo general, Dali es una de las paradas que se hacen en los itinerarios a Lijiang o Shanghri-la: así que, al estar en la ruta hacia el norte, a menudo termina siendo una mera parada en los viajes apresurados a los pueblos de las minorías étnicas, a las montañas Cangshan o de camino a Lijiang y más allá.
Por ello, los turistas no suelen dedicar más de medio día al pequeño casco histórico aún conservado, limitándose a recorrer las tiendas de pasada. Pero la sutileza de los Bai y lo que queda de sus construcciones se descubre mejor deteniéndose unos momentos y esquivando a la multitud.
El aeropuerto de Dali (Dali airport 大理机场) no ofrece vuelos internacionales. Es una pequeña terminal desde la cual solo salen y llegan vuelos nacionales, así que, si viajamos desde el extranjero, la única opción es hacer una escala en una ciudad mayor como Beijing, Shanghai, Nanjing o las más cercanas Chengdu y Chongqing. Hay numerosas conexiones diarias con Kunming, que ahorran varias horas de viaje por carretera o tren, ya que el vuelo dura menos de una hora.
El aeropuerto presenta el inconveniente de estar en el lado diametralmente opuesto al lago y el casco histórico. Se tarda en llegar al menos una hora por carretera en condiciones normales de tráfico. Hay un servicio de autobús que llega hasta la estación de Xiaguan (Dali New Town), pero desde allí tendrás que hacer transbordo en la línea 8 para llegar al casco antiguo. Te costará unos 20 Yuan. Un taxi desde el aeropuerto que llegue directamente al casco antiguo te costará unos 80 Yuan, y no hace paradas. ;-)
También se puede llegar a Dali en autobús de largo recorrido desde Kunming, Lijiang y Shanghri-la. Algunos hacen recorrido nocturno, especialmente en la ruta hacia y desde la capital. El inconveniente es que la estación de autobuses no está cerca del casco antiguo, sino de Xiaguan, a 14 km al sur. Hay diversas conexiones, pero el problema real es que solo hay una carretera, por lo que el tráfico es denso.
En cuanto al tren, solo hay servicio de trenes exprés. Aún no hay servicio de alta velocidad entre las ciudades y la parada es en Kunming. Entre Kunming y Dali hay de 6 a 8 horas de viaje, mientras que hacia Lijiang hay solo 2 horas.
En cuanto a los desplazamientos dentro de la ciudad, hay que tener en cuenta que el centro es tan pequeño que te bastará con tus piernas. Podrás llegar al resto de lugares de interés respectivamente:
- con el autobús C2 si vas desde el casco antiguo de Dali hasta el muelle del ferry al lago Erhai (pero también se puede llegar a pie en una hora)
- con el autobús C2, C7 o la línea directa si quieres ir a las Tres Pagodas (están incluso más cerca que el lago y es un paseo agradable)
- con el autobús turístico número 1 (古城自助游览车1号线) si quieres llegar a la entrada del parque de los montes Cang.
Monstruos de cemento enterrados en las orillas del Lago Erhai – Foto de Matteo Bosi
Dónde alojarse en Dali
Como Dali New Town se ha desarrollado al sur del casco antiguo y en torno al lago, hay muchos alojamientos fuera del casco antiguo a un precio asequible. En su mayoría son edificios modernos en un bello entorno, con vistas al lago Erhai o a las montañas. Pero no es lo mismo que alojarse en la Dali antigua.
De hecho, muchos de los hoteles del casco antiguo se encuentran en edificios históricos Bai, con patios interiores, habitaciones finamente restauradas y puertas con una decoración única. Me alojé en el Fairyland Hotel Dali Zhong He Ju y fue una experiencia pintoresca, inmerso en el clima general de la ciudad.
Por tanto, si tu presupuesto te lo permite, intenta evitar alojarte en Xiaguan y dedica algo más de tiempo a buscar un lugar ideal en el centro histórico, como un edificio bai reformado.
Dado el tamaño de la ciudad, cualquier rincón vale. La ciudad en sí es pequeña y para trayectos de larga distancia, puedes hacer uso de los taxis.
Clica aquí para leer las reseñas de los mejores hoteles de Dali.
Casco antiguo de Dali – Foto de Matteo Bosi
Qué ver en Dali
Dali Old Town (大理古城), o el casco antiguo: rodeada de murallas y marcada por cuatro imponentes puertas en los cuatro puntos cardinales, la ciudad está llena de cafeterías y tiendas de recuerdos. Para apreciar la magia oculta tras las aglomeraciones de turistas, es aconsejable pasear antes de la apertura de las tiendas, cuando los tenderos se preparan para iniciar la jornada. Por la noche se convierte en una caótica discoteca, donde los relaciones públicas intentan arrastrar a los turistas al interior, mientras que en la tienda de al lado trabajan la plata con ruidosos martillazos.
Las calles principales son Huguo Lu (护国路), Renmin Lu (人民路) y Hong Long Jin Lu (红龙津路). Esquivando un poco la zona turística, hacia el este, es posible encontrar parte de la auténtica cultura bai. Y también, desafortunadamente, la decadencia arquitectónica, pues muchos de estos hermosos edificios quedan abandonados si no se renuevan con fines turísticos.
Templo dedicado a la diosa Guanyin en el lago Erhai – Foto de Matteo Bosi
Lago Erhai (洱海湖): esta cuenca de 42 km de largo y 6 km de ancho es, literalmente, el mar en forma de oreja. Se trata de una zona interesante desde el punto de vista de la flora y la fauna, y ofrece hermosos paisajes… si no fuera por las abominaciones de cemento que han colonizado muchas de sus orillas, en ocasiones sin terminar de construir. El lago en su día fue escenario de las actividades típicas de los bai. Se practicaba la pesca con cormoranes y el cultivo de arroz en terrazas. Ahora es más fácil encontrar mercados de pescado y restaurantes para turistas, aunque estas tradiciones sobreviven de algún modo.
Los puntos más visitados del Lago Erhai son Putuo Island (小普陀岛) y el Sky Mirror Pavilion (天镜阁) a los que se puede llegar en barcos que suelen partir del pueblo de Cai Cun (才村), a poca distancia del casco antiguo. Hay otros islotes, marcados en ocasiones por una pagoda o un templo más pequeño. Algunas excursiones en barco permiten exploraciones de un día, incluso a estos rincones más ocultos. ¡Cuidado con el viento!
Para terminar, las orillas del lago están rodeadas de diversos pueblos que merecen una visita (lee a continuación).
Las Tres Pagodas con el Monte Cang al fondo – Foto de Matteo Bosi
Las tres pagodas (三塔寺): es un gran complejo ampliado recientemente que incluye tres pagodas antiguas y un templo moderno que se encuentra tras ellas. De las pagodas, la más hermosa es, sin duda, la reina de 69 metros de planta cuadrada, la “dama” Qianxun, que fue construida durante el reinado de Nanzhao y es una de las más altas de China. Se inspiró en la Gran Pagoda del Ganso Salvaje de Xi’an. Por desgracia, está prohibido visitar sus 16 plantas, pues no es segura. Dali ha sido víctima de varios terremotos en el pasado, y es prácticamente un milagro que las tres torres sigan en pie. Cuando el cielo está despejado y las Tres pagodas se dejan abrazar por los montes Cang, la vista es muy sugerente.
Por esta razón, los turistas se ven impulsados a cruzar el parque hacia el templo de la pintura, que no tiene nada de especial, pero ofrece agradables vistas en los días de sol gracias a sus colores vivos y a los montes Cang. La entrada es un poco cara y el carro de golf que transporta a los turistas hacia arriba no está incluido.
Los montes Cang (苍山) son la cadena montañosa que rodea la orilla oeste del lago Erhai y protege y vigila la Dali antigua; el pico más alto alcanza más de 4.000 metros. Se pueden explorar a pie o mediante las tres líneas de teleférico construidas. Hay un sendero muy fácil de recorrer y pavimentado que atraviesa de este a oeste la cadena. Para seguirlo, puedes llegar en taxi al templo Zhonghe (中和寺) e iniciar aquí los 14 km de caminata, o admirar las vistas y bajar en teleférico.
En el camino hay otra línea de teleférico (Ximatan) que llegas a los 4.000 metros. O, en la otra dirección, te lleva de vuelta al valle. Más adelante, el camino termina en el templo de Gantong (感通寺), desde donde puedes descender al valle nuevamente en teleférico o hacer el último esfuerzo a pie, si aún te quedan fuerzas. A medida que el sendero asciende, la viabilidad depende de las condiciones climáticas, por lo que es aconsejable hacer la caminata solo si el cielo está despejado y no se prevén cambios, sobre todo porque la visibilidad, a gran altitud, ofrece impresionantes vistas de las Tres Pagodas, Erhai y Dali en sí.
La entrada al parque de los Montes Cang cuesta 40 Yuan, pero el billete del teleférico no está incluido (y cada teleférico requiere un billete independiente). Dependiendo del trayecto que te interese, oscila entre 10 y 20 km de caminata.
Los pueblos bai, yi y hui: en torno al Lago Erhai, pero no necesariamente cerca de Dali, surgen numerosos pueblos, entre los que se conservan algunas joyas. Pueden explorarse en bicicleta rodeando el lago: es una ruta ciclista difícil si pretendes completarla, pues son 128 km y hace falta más de un día si quieres conceder a cada parada el tiempo que merece. Suele hacerse los días en los que se celebra el mercado para probar algunas especialidades de la zona.
Entre estos pueblos, en la misma orilla oeste de Dali se encuentra, el célebre Xizhou (喜洲): famoso por sus elegantes estancias donde se puede asistir a espectáculos de bailes bai organizados para los turistas. Ve a Zhoucheng (周城) si te interesan los tejidos pintados con la técnica batik o tie-dyeing, que aquí reciben el nombre de zaran (扎染); o a Shaping (沙坪), donde podrás ser el único occidental en el mercado del lunes. Más allá, en la orilla oriental del lago, se encuentra Shuanglang (双廊), un pueblo de pescadores donde la vida pasa a un ritmo más lento.
Al sur de Dali, a unos 70 km, hay zonas habitadas por los hui musulmanes y los yi. No es que no haya en el condado de Dali, pero estas son sus zonas de origen. En particular, Donglinghua y Weishan (巍山).
Una demostración de bailes tradicionales bai – Foto de Fabio Andreetti
La etnia bai
Los bai tienen una larga historia que surge en estas zonas y está vinculada al mencionado reino de Nanzhao. Yunnan es la región donde son más numerosos, pero también están presentes en Guizhou y Hunan.
Se distinguen porque usan ropa finamente decorada y prefieren el blanco (de hecho, bai 白 en chino significa blanco). Las mujeres solteras trenzan sus cabellos y los cubren de largos hilos que parecen espaguetis, que se acortan al casarse. Los bai son excelentes bailarines gracias a su larga tradición musical y también son conocidos por sus viviendas típicas, que con el tiempo han desarrollado sus propias características arquitectónicas.
El uso del mármol y la madera prolifera en estos edificios: toda la zona de Dali es rica en esta piedra, hasta el punto de que, en China, la palabra mármol se traduce como «piedra de Dali», 大理石. El interior de las casas cuenta con un jardín y un muro especial, en el que tradicionalmente debe concentrarse la luz del sol. Observando las decoraciones de las puertas de entrada, uno puede adivinar si el jefe de la familia es una mujer al haber un fénix.
Los bai son hábiles pescadores y cuentan en su gastronomía con un suanla yu (酸辣鱼) especial, pese a que la mayoría de sus platos se elaboran con carne de cerdo y pollo (como aperitivo a media mañana, toman un par de trozos de corteza de cerdo…). En el mercado encontrarás muchos encurtidos y, por supuesto, gran cantidad de queso de cabra.
Pilas de tela batik de diversas formas, modelos y usos – Foto de Fabio Andreetti
De compras en Dali
La zona es rica en minas de mármol y de plata, por lo que la artesanía aún está activa y presente en todo el casco antiguo, aunque hay que tener cuidado con las falsificaciones.
Venden baratijas de plata maciza que se pagan al peso, como pulseras tan anchas como un hueso o gruesas como esposas. Sin embargo, en las tiendas más refinadas, también hay anillos meticulosamente trabajados e incluso termos con acabados embellecidos (dado el uso que se hace de ellos en China, la cantimplora plateada es un regalo imperial).
Además, los tejidos trabajados con la técnica local del tie-dye son exquisitos. La mayoría utiliza el azul índigo natural; el color no se dispersa en el lavado si antes se preparó un baño de sal en el que se remoja la tela unas horas.
Ciertos procesos, hechos a mano, son tan laboriosos que tardan meses en completarse. Por ejemplo, para dibujar círculos diferentes se colocan uno a uno los granos de arroz en la tela, antes de sumergirla en el color. Luego, una vez que la tela se ha tratado, los mismos granos de arroz se quitan de uno en uno.
Aconsejo visitar “Happy Embroidery de Yu Ling Li”, una amable chica que sigue la tradición familiar con ahínco. Su tienda (que también es su casa) se encuentra en Xizhou, 26, Rangyi alley (大理喜洲镇染衣巷26号), [email protected].
Un puesto de brochetas de pescado a la venta en el lago Erhai – Foto de Fabio Andreetti
No te pierdas
Personalmente, considero su gastronomía como una de las más deliciosas de toda China. Cuanto más subes a las montañas de Yunnan, más abundan las setas.
Pero las setas no son la única especialidad. El vino de ciruela tiene una larga tradición: se prepara con diferentes graduaciones y se enriquece con distintos aromas. Es sublime al usarlo en la cocina, especialmente para preparar cerdo a la ciruela.
Un restaurante típico tanto en estilo como en arquitectura es el Meizijing Jiujia (梅子井酒家), que prepara licor de ciruela casero y ofrece abundantes platos llenos de productos de la zona.
Una última recomendación: si llegas por la noche y te limitas a las calles más transitadas sin concederle a Dali un paseo a primera hora de la mañana o fuera de las rutas marcadas, quedará únicamente en tu retina y oídos la multitud. O peor aún, la música estridente de los locales.
Por eso, no debes quedarte con la primera impresión, sino buscar con ahínco la Dali que se esconde tras la masificación turística, pues sigue siendo un lugar exquisito.
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