Monasterio Ganden Sumtsenling o Templo Songzanlin – Foto de Matteo Bosi
Situada en las laderas del Himalaya a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, en el extremo norte de la multiétnica región de Yunnan, cruce de pueblos de extraordinario folclore y puerta de acceso al Tibet, se encuentra la ciudad de Zhongdian, más conocida como Shangri-la. Es la capital de la prefectura (en su mayoría) tibetana de Diqing.
La historia de este nombre no es la historia del lugar. O mejor dicho, se ha convertido en ella. Sería conveniente empezar por: “Érase una vez”: Érase una vez un escritor llamado James Hilton y su novela Lost Horizon (Horizonte perdido), y un director de cine, el estimado señor Frank Capra y su obra de título homónimo.
La historia hablaba de una ciudad perfecta y bien protegida por la cordillera del Himalaya, donde una civilización en completa armonía vivía en secreto lejos de la avaricia y el egoísmo moderno. Solo el protagonista de la historia llegó a comprender por completo la misión de esa comunidad.
El misterioso encanto de esta ciudad que durante mucho tiempo han tratado de rastrear en zonas remotas de China, se ha asignado a Zhongdian de Yunnan (aunque otras intentan imponerse).
Tal ha sido el empeño de apropiarse de esta identidad, que el mismo nombre de Zhongdian (中甸) ya está casi en desuso, sustituido por uno más “sonoro”, Xianggelila (香格里拉), que no es más que la transliteración de Shangri-la. Hay que agradecer a la cultura tibetana que la ciudad aún conserve ese halo místico y seductor.
Aunque el libro de Hilton se remonta a los años treinta, la ciudad ha tomado ese nombre sólo a comienzos del nuevo milenio, después de varias vicisitudes, en un intento por atraer buena parte del ferviente turismo que ha llegado a Lijiang en los años recientes. Pero para suerte tuya y de buena parte de los turistas, Shangri-la aún no ha sido asaltada hasta ese punto. Las razones para visitar este rincón de Yunnan, por lo tanto, son bastante diferentes a la búsqueda del paraíso perdido.
Aquí todos los grupos étnicos que pisan la región se encuentran y se mezclan, con una clara mayoría de tibetanos. Debes visitar este lugar si sueñas con el Tibet pero no puedes llegar allí. Debes parar aquí si te interesa la Yunnan salvaje, presa de objetivos fotográficos ávidos que prefieren campos extensos y colores saturados.
Este es, desde mi punto de vista, uno de los rincones más brillantes y acogedores de Yunnan, así como una experiencia de viaje inolvidable.
Los tejados de Shangri-la vistos desde lo alto de la colina de Guishan – Foto de Matteo Bosi
Cuándo ir a Shangri-la
Al encontrarse la ciudad de Shangri-la en la cadena del Himalaya, la altitud juega un papel fundamental en el clima. Y es un detalle a tener en cuenta al preparar el viaje. De eso hablaré a continuación.
No es una zona que registre temperaturas excesivamente frías al estar entre las montañas, pero por lo general no se recomienda visitarla entre noviembre y febrero: la recepción de turistas se vuelve muy difícil y no es un destino de montaña bien organizado. De hecho, hay que tener en cuenta que cuando el cielo está despejado y la temporada turística está en su apogeo, es difícil llegar a estas zonas inaccesibles; por tanto, la vida no es nada fácil durante los meses fríos, con posibles nevadas abundantes.
De marzo a octubre es la mejor temporada para visitar Shangri-la, salvo las fechas de mayor afluencia turística del calendario chino (Festividad de Qing Ming, Dragon Boat y Fiesta nacional de octubre). Agosto es un mes lluvioso, y en octubre por la noche hace ya mucho frío.
La diferencia de temperatura entre la noche y el día es notable y no siempre los hoteles ofrecen calefacción central y radiadores. La habitación en la que nos alojamos durante nuestra estancia daba al patio exterior, por lo que teníamos que salir a toda prisa sin demorarnos, ya que si la puerta se quedaba abierta veinte segundos, se anulaba el efecto del único aparato de aire acondicionado.
Otro dato a tener en cuenta es que el sol quema mucho. Puedes pasar de llevar manga corta a un pluma si una nube pasajera oculta sus rayos. Pero cuando vuelve, te asas como salchicha a la parrilla si no llevas protección de 50. La luz del sol, radiante y muy clara, ciega. Y los colores son tan vivos que aturden.
Sifang Jie – Foto de Matteo Bosi
Cómo llegar y desplazarse
Desafortunadamente, al escribir esta guía, llegar a Shangri-la sigue siendo bastante complicado en comparación con otros destinos. Te verás obligado a tomar un vuelo nacional o a viajar por tierra desde Lijiang. Allí encontrarás la estación de tren más cercana.
El aeropuerto de Shangri-la se llama Diqing (Diqing Shangri-la Airport) y es pequeño, con conexiones únicamente nacionales a Kunming, Beijing, Shanghai, Chongqing, Chengdu, Xi’an, Guangzhou, Xishuangbanna y Lasa.
Por lo tanto, no se puede llegar a esta ciudad directamente desde Europa, sino que hay que hacer una escala en una de las principales ciudades mencionadas. La alternativa al avión es el transporte por carretera. Y debes evaluar esta posibilidad sobre todo si eres sensible a la altitud, ya que el viaje ascendente desde Lijiang contribuye a que el cuerpo se acostumbre de forma gradual a los 3.160 m sobre el nivel del mar de Shangri-la.
El aeropuerto está muy cerca del centro histórico y no hay servicio de autobús. Un taxi te costará unos 30 Yuan.
Desde automóvil o autobús desde Lijiang se tarda unas 3-4 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Por suerte, la nueva autopista facilita el viaje. No pienses, sin embargo, que es una de esas autopistas espaciosas de cuatro carriles como las de Shanghai. Es más similar a una carretera secundaria entre las montañas, con chozas aisladas y yaks pastando en el arcén (cuando no cruzan la carretera directamente).
En cuanto al transporte en autobús:
- desde Lijiang, en la estación de autobuses, sale un autobús cada 40 minutos por la mañana y uno cada hora por la tarde hasta las 5, por poco menos de 60 Yuan. Son unas 5 horas de viaje en carretera en buenas condiciones con paisajes bucólicos y montañas.
- desde Dali, o mejor dicho, desde Xiaguan North Bus Station, hay autobuses diurnos y nocturnos que cubren las seis horas de trayecto. Parten desde las 6:20 de la mañana hasta las 11.00 cada media hora, y luego a las 20.00, por menos de 100 Yuan por billete. Puedes tomar el tren a Lijiang y luego un autobús.
- desde y hacia Kumning, ¡recomiendo encarecidamente el avión!
- hacia Deqin (que es el condado más al norte, en la frontera con el Tíbet), ahora que han arreglado la carretera, se puede llegar en unas 5 horas, pero es un viaje de alta montaña. Hay cuatro autobuses al día que parten por la mañana (7:20, 8:20, 9:20, 12:00).
- hacia Lasa: la capital del Tíbet está muy lejos, no te dejes engañar por el hecho de que esta zona de Yunnan formara parte de la región de Kham. Se puede llegar a Lasa en avión en menos de dos horas de vuelo. Es una opción si lo que quieres es un viaje por carretera a través de una zona salvaje de Asia, que se mantiene ajena al paso del tiempo. Son 1600 km de experiencia única. Sin embargo, recuerda que el visado para acceder al Tíbet está sujeto a continuas variaciones de disponibilidad, que por desgracia dependen de los cambios en la política china. Consulta nuestra guía para evitar contratiempos.
El monasterio Songzanlin – Foto de Fabio Andreetti
Desplazarse por la ciudad es muy sencillo: el casco antiguo se recorre a pie, incluso si te pierdes, podrás orientarte siempre gracias a la presencia imponente de la colina Guishan que se yergue sobre la ciudad.
Si quieres ir a puntos de interés fuera del centro histórico, consulta esta lista:
- Potatso National Park o Pudacuo National Park (普达措国家公园): no se recomienda utilizar el autobús, pues tiene un servicio limitado (cuatro líneas por la mañana entre las 8 y las 10, y cuatro líneas de regreso entre las 14 y las 16.30). Es mejor un taxi o alquilar un coche.
- Ganden Sumtseling Monastery o Songzanlin Si (松赞林寺): con la línea 3 se llega cerca de la plaza de entrada de la zona. Desde allí, tras comprar el billete, hay un servicio de transporte turístico que cruza el pueblo y conduce a la entrada del propio templo.
- Haba Snow Mountain (哈巴雪山): aquí también se aconseja un vehículo con conductor.
- Meili Snow Mountain (梅里雪山): Hay que llegar a Deqin y luego contratar un coche con conductor.
- Tiger Leaping Gorge o Garganta del Salto del tigre (虎跳峡): se encuentra casi a medio camino entre Lijiang y Shangri-la, siendo con frecuencia un punto en la ruta hacia Zhongdian. Si quieres llegar desde Shangri-la, puedes tomar uno de los autobuses que llevan a Lijiang y que paran en el pueblo de la garganta, donde podrás encontrar las lanzaderas que llevan a la entrada del parque. También en este caso, contratar un vehículo con conductor te ofrecerá una mayor flexibilidad.
Dónde alojarse en Shangri-la
Hay numerosos hoteles en Shangri-la y suelen estar en edificios típicos tibetanos, siempre que decidas quedarte en el centro histórico.
Pero ten cuidado. En 2014 hubo un terrible incendio que destruyó más de 200 edificios, que luego fueron reconstruidos con prontitud, aunque cuando yo fui, había algunos aún en obras. La reconstrucción trata de respetar la morfología original de los edificios, pero las maderas brillantes y bien pulidas no mienten y no pueden camuflar los años de historia que no han vivido. Hay una parte del centro que no ha sufrido ningún daño, y es allí donde conviene alojarse.
Las calles del centro histórico de Shangri-la por la noche – Foto de Fabio Andreetti
Yo estuve en el E-Outfitting Boutique Hotel cuyas habitaciones están muy bien decoradas al estilo tibetano. En particular, la habitación donde nos alojamos daba al patio de entrada, en el que había una enorme ventana. Era maravillosa.
Es una lástima que, pese a que el cristal era oscuro, no hiciéramos mucho uso de aquel espejo al exterior por razones obvias de privacidad. Si has estado en China, te habrás dado cuenta de que tienen un concepto diferente (y si no lo sabes, mira lo que me sucedió en Hangzhou).
Hay muchas opciones. Opta por el mobiliario de estilo tibetano y, mejor aún, por los alojamientos en familia en lugar de las cadenas hoteleras. Te adentrarás en la colorida vida de estas familias y en los lentos ritmos propiciados por el clima, la altitud y la oración.
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Qué ver en Shangri-la
Lo primero es Shangri-la. O, mejor dicho, el pueblo histórico de Dukezong (独克宗古城), que es el centro histórico. Se visita a pie: al amanecer, por la mañana con el sol cegador, por la tarde cuando se encienden las luces o por la noche cuando todos duermen. Cualquier momento del día ofrece una visión emocionante, pero no solo desde el punto de vista “fotográfico”. Al ser un punto clave de la cultura tibetana, la experiencia siempre tiene algo de místico y espiritual. Desafortunadamente, la mercantilización del lugar ha asestado un duro golpe a la rutina pacífica de lo que fue en su día una ciudad pequeña.
Ahora, al entrar en la carretera principal de la nueva Shangri-la, uno tiene la impresión de subir a un gran escenario, donde todo debe ser necesariamente llamativo y colorido. Los enormes edificios de cemento contrastan con las casas de madera del centro, y lo que rodea al casco antiguo no es más que el costoso resultado del boom turístico actual.
Es mejor en algunos aspectos que las nuevas generaciones ya no se vean obligadas a pastorear yaks por falta de opciones. Pero la pérdida de tradiciones y cultura avanza sin detenerse. En Yunnan, un turista atento nunca deja de advertir esta alienación en cualquier zona que pise.
El templo de Da Gui Shang – Foto de Fabio Andreetti
Afortunadamente, la montaña protege esta maravilla. De hecho, tras una buena caminata (estamos a tres mil metros, si crees que puedes ir a ritmo ligero, te equivocas), se llega a la colina del Templo de Da Gui Shang. Aquí se encuentra uno de los orgullos de la ciudad: un gigantesco molino de oración que se acciona con los brazos de al menos diez personas. Se recomiendan tres vueltas.
Desde aquí se pueden admirar tanto los tejados del casco antiguo como las construcciones más recientes que arruinan la pureza de las montañas. Y, sobre todo, se puede ver a lo lejos uno de los espectáculos más extraordinarios de Yunnan: el templo Songzanlin.
El Monasterio Ganden Sumtseling o Songzanlin Si (松赞林寺) se ha ganado por su fama y belleza el sobrenombre de Little Potala Palace, haciendo referencia a su hermano mayor de Lhasa. Es un extenso complejo a las afueras de la ciudad. El verdadero monasterio está compuesto por dos estructuras (Zhacang y Jikang) que suben por las laderas de la montaña (¡200 escalones!) y dominan el edificio inferior, lleno de residencias, incluso temporales, de monjes.
El Monasterio es famoso porque está vinculado al Dalai Lama. Durante la Revolución Cultural sufrió daños considerables, pero la población local y los fieles lo han restaurado y reconstruido con el tiempo. Visita todas las estancias, activa los molinos de oración y haz que un monje te bendiga. A menudo recitan sus oraciones y dan una típica pulsera de cuentas de madera (que suelen ser de plástico) a cambio de un billete.
Por mi experiencia en China, he notado que el budismo en masa a menudo pasa por la monetización de la oración, y cuanto más grande y famoso es el monasterio, más billetes hay. Tirados en el agua, introducidos en las ranuras de las estatuas, en las juntas de las baldosas… Hasta el punto de que, por más que la visita fuera fascinante, la presencia obsesiva de la efigie de Mao me inquietó.
El interior de una casa tibetana con pieles que conservan la manteca de yak – Foto de Matteo Bosi
Cerca del monasterio y las viviendas de los monjes, se encuentra el campo tibetano. Las casas de reciente construcción tienen ventanas grandes, que cubren el patio interior y lo protegen del frío.
Dejan un poco que desear en cuanto a elegancia arquitectónica, pero aquí no se presta mucha atención a la armonía urbana, prevaleciendo el control de las temperaturas y la distribución del espacio a la manera típica tibetana. La planta baja no es una zona “habitable”, sino más bien una parte del hogar dedicada al trabajo o incluso al ganado. La familia vive en la primera planta, con un gran espacio central climatizado donde se come y se conserva la manteca de yak. Y la TV.
Encontrarás el monasterio en su apogeo místico durante los momentos de oración: pueden reunirse hasta 1600 monjes sentados rezando. Desafortunadamente durante mi visita a los más de 1600 monjes se unieron 1600 millones de turistas, pero los colores vivos y la grandeza de la estructura dejan huella en el corazón. Por lo demás, debemos apelar a la imaginación… o ir en temporada baja.
El parque natural Pudacuo – Foto de Matteo Bosi
El Parque natural de Pudacuo (普达措国家公园) es una de las joyas de Yunnan, ya que tiene la distinción de ser el primer parque natural declarado oficialmente en China, en 2007. Cuando fui, solo se podían visitar los dos lagos (Bitahai 碧塔海 y Shuduhu 属都湖). El sendero fijado rodea el lago, que también se puede cruzar en bote (de pago).
La zona está inmersa en un silencio casi inusual en China, en un valle cubierto de exuberante vegetación y habitado por caballos más o menos salvajes. Desafortunadamente, no podrás disfrutar de esta visión de la naturaleza a tus anchas porque, para controlar a las grandes masas de turistas, solo se puede seguir el camino fijado o usar una de las opciones de transporte disponibles. En resumen, no esperes un picnic en la playa, por mucho que respetes la naturaleza.
Además del hermoso paisaje natural y los dos lagos de los que ha hablado, el parque de Pudacuo también alberga la aldea tibetana de Xiagei, que se puede visitar.
Fuera de Shangri-la, encontrarás las terrazas de Baishui (白水台): son formaciones de piedra caliza en terraza, cubiertas de agua, que cambian según la estación. Se encuentran a unos 100 km de Zhongdian, en territorio Naxi. Para algunos es una experiencia única, para otros no merece la visita. Depende del clima y los colores que tome el agua. No suele haber mucha gente, por lo que, si evitas la temporada de frío y de lluvias, merece la pena.
En cuanto a las experiencias, la zona es conocida por sus rutas de senderismo de montaña y hay múltiples opciones. Si te interesa un viaje centrado en el descubrimiento de las montañas de Yunnan, no olvides la altitud y avanza hacia el norte, hacia Deqin, donde el paisaje se vuelve aún más sombrío y salvaje.
Desde Shangri-la, recomendamos hacer senderismo por los montes Meili y Haba: el primero más al norte, el segundo en el camino hacia Lijiang.
Aunque hay excelentes vistas, recomiendo ir con un guía porque los servicios alpinos chinos no están tan extendidos como los nuestros. En general, se requiere un nivel medio-alto, o al menos un buen par de piernas. Los paquetes de senderismo tienen diversa duración, incluso para varios días.
El primer recodo del río Yangze – Foto de Fabio Andreetti
Otra parada en la ruta desde Lijiang, pero de interés limitado, es el primer recodo del Yangze. Es tan popular como para haberse ganado su propio nombre, The Firts Bend of Yangtze River (长江第一湾), para atraer a las caravanas de turistas que se desplazan de sur a norte y se detienen en el borde para tomar una foto del paisaje: un promontorio rodeado por el río, que continúa hacia el este hasta llegar a Shanghai. Honestamente no merece la pena parar aquí, ya que no es más que un recodo en el río, cuya fama se ha magnificado por el orgullo patriótico de China al tener el tercer río más largo del mundo. Sin embargo, el camino de Lijiang a Shangri-la es largo, por lo que esta parada supone un merecido descanso para los viajeros.
En realidad, el punto de interés principal en un tour típico que va a Lijiang y luego a Shangri-la (incluso llegando primero a Dali), es, sin duda, la Graganta del salto del tigre. Si dispones de tiempo, realiza una ruta de más días: así podrás descansar las piernas unas horas más en coche, mientras admiras el panorama en el largo viaje a Zhongdian.
Danzas de grupo tibetanas – Foto de Matteo Bosi
Además de lugares para visitar, Shangri-la ofrece diversas actividades que permiten explorar la naturaleza o ponerse en contacto con los tibetanos, que son el grupo étnico mayoritario en esta prefectura. Destacan el senderismo, desde montañas a lagos, pero también la bicicleta, sobre todo en torno al lago Napa (Napahai 纳帕海) que aparece después de la temporada de lluvias.
Para entrar en contacto con las costumbres tibetanas, los guías ofrecen a menudo entrada a las casas típicas familiares, donde se te ofrecerá té a la manteca de yak y podrás disfrutar de su vigorizante (y calórico) desayuno, siempre condimentado con manteca de yak.
Si no te interesa esta actividad, en la plaza central del casco antiguo, Sifang Jie, hay danzas por la noche, al igual que en el resto de China. Es mejor cuando la temperatura permite el movimiento. Las danzas grupales tibetanas se realizan en círculo, moviéndose rítmicamente en redondo y hacia adelante y hacia atrás. Se permite participar a los curiosos, pero preferiblemente fuera del círculo.
Los tibetanos
Shangri-la es ideal para quienes están interesados en conocer la cultura tibetana pero no pueden llegar al Tíbet. No es el único lugar en China donde se ha asentado este grupo étnico: Qinghai es una de las regiones más habitadas, al igual que Gansu y Sichuan.
En Shangri-la destaca especialmente la arquitectura, que tiene su mayor exponente en el gigantesco Templo de Songzanlin. En el casco histórico, las casas han sido reconstruidas y enlucidas, pero en la parte que se ha salvado del fuego, se pueden ver construcciones auténticas.
Una tienda de campanas tibetanas – Foto de Fabio Andreetti
Varias tiendas venden productos “típicos” locales, entre ellos algunos relacionados con el yak que está muy difundido en la zona, o las campanas, y la ropa. Los colores tibetanos se siguen usando ampliamente, al menos por parte de las señoras de cierta edad. En cuanto a las compras, no puedo garantizar la autenticidad de los productos, sino su gran semejanza a los originales.
Como dije antes, se puede disfrutar del folclore musical por la noche, cuando la plaza cobra vida. No faltan locales para probar la comida tibetana, aunque la gastronomía se confunde con la multiétnica de Yunnan. Prueba el tsampa y el desayuno típico tibetano, donde se sirve el butter tea, o té con manteca de yak. ¡Un chute de energía para los meses más fríos!
Al hablar de la cultura tibetana, es imposible olvidar el budismo tibetano. En un lugar como Zhongdian, es la religión más difundida y practicada, con una fe plena y respetuosa. Por lo tanto, los turistas también deben considerar la sacralidad del lugar y adoptar comportamientos y conductas apropiados.
Si eres capaz de dejarte llevar por el sonido de las plegarias, embriagarte con el denso humo de la manteca de yak que se quema en los templos y rendirte al hipnótico encanto de los colores, Songzanlin será una experiencia para tu cuerpo y para tu alma.
Los tibetanos son personas hospitalarias y sonrientes. Libran una batalla silenciosa para mantener viva parte de su cultura milenaria, por lo que es un placer para ellos que los turistas se muestren interesados en su historia y sus costumbres.
Buen viaje, y si tienes alguna duda, ¡deja un comentario!