Este artículo fue escrito por Taylor Hartwell de Re Orient Yourself.
Si has estado alguna vez en China, has navegado por Internet o has leído algún periódico, es probable que sepas que hay problemas con la calidad del aire en este país. Y con «problema», me refiero a una asfixiante niebla tóxica (el Smog) que hace que el páramo de Mad Max parezca un atractivo destino turístico.
Sí, todos sabemos que el aire de China está muy contaminado pero, ¿cómo es en realidad? Llevo unos años viviendo en Beijing, así que en este artículo ofrezco mi perspectiva (imparcial, espero) sobre cómo hemos llegado a esto, cómo es en realidad el smog y lo que deben saber los posibles visitantes al país.
¿Es tan mala la situación en realidad?
¿Te refieres a esto? Bueno, de vez en cuando. Llevo dos años aquí y en todo este tiempo sólo se ha llegado al nivel de «alerta roja» en contadas ocasiones. Pero aunque hay días que ocurre, (esas fotos de la plaza de Tiananmen que parecen sacadas de Silent Hill no son producto del Photoshop), son la excepción y no la regla. Y como ocurre con muchos otros aspectos, los titulares tremendistas no representan para nada la vida diaria.
Antes de que empieces a sospechar de que soy un miembro del equipo de propaganda del CPC, déjame aclararte algo: no hay duda de que el aire de Beijing y muchas otras grandes ciudades chinas está tremendamente contaminado. La calidad promedio del aire es mucho peor que la de cualquier ciudad europea o americana, sobre todo en invierno, cuando se enciende la calefacción central controlada por el gobierno y la gente va menos a pie o en bici.
No es nada raro que haya una neblina más que evidente, a menudo hasta el punto en que la visibilidad se reduce de manera significativa. Y eso ocurre en lugares como Beijing y Shanghai, lejos de las ciudades más contaminadas del país. Aunque apenas reciben atención de los medios de comunicación, son las ciudades cercanas a centrales eléctricas como Baoding las que se llevan la peor parte. En resumen, la situación no pinta bien.
Pero también hay muchos días buenos. El pasado en Beijing hemos gozado de un hermoso cielo azul casi todos los días y lo cierto es que ahora aprecio más que nunca el buen tiempo. Soy consciente de que es algo parecido a comer mierda durante un mes y entusiasmarse ante una comida casera, pero es lo que hay.
No todo el mundo comparte mi optimismo incurable y la calidad del aire no solo perjudica a los ciudadanos chinos. No hace falta ser científico para darse cuenta de que ahuyenta al turismo, y China tiene más problemas que nunca para retener al talento necesario para que las empresas extranjeras sigan operando en el país.
¿Cómo se ha llegado a esto?
Es bastante simple, en términos generales. En China el aire está muy contaminado por la misma razón por la que el tráfico es nefasto; es el país con mayor población del mundo y han comprimido cien años de industrialización y desarrollo en varias décadas. Dado que no hay elecciones reales ni el gobierno rinde cuentas, el CPC ha conseguido su legitimidad a base de resultados y, año tras año, hasta las tasas de crecimiento más bajas obtenidas han sido increíbles. Puede que a nosotros nos resulten meros porcentajes que leer en el Wall Street Journal, pero estamos hablando de un gobierno que, por los medios que sean, ha sacado a más gente de la pobreza que cualquier otro del mundo.
Y, ¿cómo lo han hecho? Mediante enormes proyectos de construcción y plantas eléctricas. Convirtiéndose en la Fábrica del mundo. A base de construir y extraer, miles de millones de personas dan de comer a sus familias. Y, al hacerlo, se convierten en los mayores productores y consumidores de carbón del mundo. También han construido carreteras y las han llenado de millones de coches. Y durante la mayor parte del tiempo, nadie se ha preocupado demasiado por lo que le sucedía al medio ambiente; era un problema para el futuro y tenían otros muchos problemas que resolver en el presente.
No voy a disculparme en nombre del CPC ni tampoco a condenarlos. Podríamos argumentar con toda la razón del mundo que deberían haber prestado más atención a las clases de historia mientras levantaban el país y que deberían haber invertido más dinero en tecnología renovable y esas cosas. Pero, por si sirve de algo, esa es mi idea de cómo hemos pasado de A a B.
Vale, ¿y si quiero ir? ¿Me matará? ¿Cómo puedo protegerme?
Respuesta corta: ¡Ven! No te pasará nada, de verdad. Intenta visitar el país en otoño o primavera si es posible para disfrutar de temperaturas más suaves y relájate. Miles de estudiantes extranjeros sobreviven al smog cada semestre; hasta Zuckerberg logró burlar a la muerte mientras hacía footing por Tiananmen. Por no hablar de los cientos de millones de chinos que viven en las ciudades y logran frustrar las expectativas de los medios de comunicación cada día al negarse a caer muertos.
Pero te entiendo. A mí también me preocupaba, de hecho estuve a punto de no mudarme aquí por el smog. Aquí encontrarás una selección de las mejores máscaras en el mercado sin afiliación a ninguna empresa. Aquí hallarás un artículo bastante extenso sobre purificadores de aire escrito por un expatriado de Beijing con presupuesto normal. Y estos son mis consejos:
- No hagas tus sesiones de cardio en el exterior los días que haya alerta roja;
- No subas la sección de 1000 escalones de la Gran Muralla si no ves la cima;
- Bájate la app que mide la calidad del aire de la embajada de Estados Unidos. A los medios chinos no les interesa mucho decirte la verdad;
- Dúchate a menudo y a conciencia. Dudo que sirva de algo, pero te sentirás mejor. Y evita tragar agua del grifo, pero eso es otro asunto aparte.
Vale, iré. Pero, ¿y los efectos para la salud a largo plazo? ¿No te preocupa el cáncer/los pulmones negros/la peste?
Esta es más difícil de responder; no soy profesional médico y es obvio que la respuesta que me gustaría no es imparcial, así que iré al grano.
No, vivir en Beijing u otra ciudad similar no es lo mismo que fumar 40 cigarrillos al día. ¿Por qué estoy tan seguro de esta afirmación? Porque es totalmente ridícula, por eso. Habré fumado unos 3 cigarrillos en toda mi vida y cada una de las veces, me he levantado a la mañana siguiente con ronquera. Lo más que he sentido en días de smog es una leve irritación de garganta. Si te parece que mi afirmación carece de rigor científico (es probable que así sea) aquí te dejo un artículo de un médico de verdad que ha hecho los deberes y vive y trabaja aquí. Cada vez que he ido al médico en estos dos años, me han dicho que mis pulmones están bien y que debería preocuparme más por el estado de mi hígado.
Como se trata de un asunto serio, he consultado a varios médicos occidentales en Beijing para saber su opinión sobre el tema y todos me han dicho más o menos lo mismo: vivir aquí no es excesivamente bueno para los pulmones, pero con las precauciones adecuadas (es decir, con mascarilla y purificador) el riesgo adicional de cáncer en unos años es mínimo.
Es probable que pequen de optimistas y que yo esté predispuesto a creer en sus palabras, pero lo cierto es que me parece absurdo preocuparse por lo que no puedes controlar en lugar de esforzarte en lo que sí puedes mejorar. Cada día, millones de personas fuman cigarrillos, conducen automóviles y comen en Pizza Hut/Taco Bell. Si piensas mudarte a China y te preocupa el problema de la contaminación, te animo a que pienses lo siguiente: ¿cuántas elecciones que pueden acortarte la vida tomas a diario que no implican tener la aventura de tu vida?
¡Sigamos!
Entonces… ¿hay esperanza en el futuro?
¡La hay! Durante el tiempo que llevo viviendo aquí, la calidad del aire ha mejorado (considerablemente). De hecho, aunque puede que cambie de opinión cuando llegue el invierno, hace tiempo que no me refiero a Beijing como «airpocalypse». Las maquinaciones del CPC siempre son un misterio, pero puede afirmarse que mejorar la calidad del aire es una de sus principales prioridades desde la vergüenza de 2013.
Lo bueno de un gobierno sin oposición es que puede resolver problemas con la misma velocidad con que los creó. Solo hay que ver la que organizaron para el gran desfile militar el otoño pasado y lo pronto que volvieron las cosas a la normalidad. Con el control total de las fábricas y su sistema de lotería con las matrículas, está claro que el problema del gobierno no radica en la falta de herramientas adecuadas, sino en encontrar la manera de limpiar el cielo sin perder el control sobre la tierra.
Mientras tanto, una simple máscara es todo lo necesitas para disfrutar del misterioso oriente sin preocupaciones. Limítate a no beber agua, evitar algunas comidas callejeras, no expresar ciertas opiniones en público, no meterte en el taxi equivocado…
Los problemas, mejor de uno en uno, amigos.