Hoy quiero dar una noticia bomba: vivir en China significa tener que aprender a relacionarse con los chinos.
Sí, vale, sé que se da por sentado, pero es necesario saber bien cómo tratar a los chinos, sobre todo si debes pasar con ellos mucho tiempo, como ocurre con los colegas de la oficina.
Os pongo en situación: desde finales de 2012 trabajo en Beijing en una empresa italo-americana y soy el único extranjero en las cinco filiales del norte (Beijing, Tianjin, Shenyang, Dalian y Qingdao).
La relación con los colegas siempre es un poco difícil, sobre todo porque al trabajar en el departamento de ventas, los chinos ven a los demás como competidores que pueden robarles clientes, así que cada cual piensa en su propio interés sin importarle los demás.
Además hay que tener en cuenta que a la mayor parte de los trabajadores chinos sólo les interesa el sueldo y están más que dispuestos a cambiar de empresa aunque sea sólo por 200 yuanes más al mes, por lo que es aún más difícil lograr una buena relación con los colegas, ya que cambian a menudo. Por no mencionar el hecho de que es muy difícil encontrar personas cualificadas y capaces.
Cuando llegué, joven e inexperto, el gerente de ventas me llevó por la oficina presentándome a todo el mundo de uno en uno, pero eso fue prácticamente todo lo que hablé con los compañeros durante casi dos meses.
Hay que tener presente que saludar, así como dar las gracias, no es estrictamente necesario. Todo lo que has de decir al entrar en la oficina (y sólo si quieres) es “zao” 早, y “zou” 走 al marcharte. Así de fácil.
Obviamente traté de entablar conversación y hacer preguntas personales pero todos mis intentos cayeron en saco roto. Así que después de dos meses de zao y zou y de las breves conversaciones por temas de trabajo, no había logrado comunicarme con mis compañeros.
No fue una etapa fácil, pero el cambio llegó a raíz del Año Nuevo Chino, cuando cada oficina organiza la nianhui: una cena a base de dos mil platos, acompañada de litros y litros de baijiu y juegos estúpidos. Para hacerse amigo de los colegas no hay nada mejor que aguantarles la tercera copa de baijiu e invitarles uno a uno a un brindis. Al ser no sólo extranjero, sino el último en llegar, me mataron a brindis, hice el ridículo de al menos una docena de formas posibles y al fin, al lunes siguiente comenzaron a dirigirme la palabra.
Otra forma de establecer contacto con los colegas chinos es invitarles a almorzar o a cenar. La mayor parte de mis compañeros no aceptarían una invitación a cenar aunque nos conociéramos desde hace tiempo, mientras que un almuerzo es mucho más fácil, aunque no faltará la lucha para ver quién paga. Lo importante es no dejar vencer a los otros comensales.
Otro punto fundamental es que cada vez que vayas de viaje debes acordarte de comprar snacks típicos del lugar para llevar a la oficina. Puedes dárselos a tus colegas de uno en uno o ponerlos en la mesa en un par de platos y que cada cual se sirva.
Como ves, el secreto es «ganárselos» a base de comida, sobre todo si es algo preparado en casa.
Y si eres hombre y fumas, siempre puedes aprovechar para hacer una pausa y dar una calada junto a tus compañeros. Mi consejo es no sólo ofrecerles cigarrillos, sino encendérselos cuando hayan aceptado. De hecho, en la vida china todo gira en torno al mianzi, la cara, que también se puede traducir como el respeto por el otro, que se ve principalmente a través de estos gestos, como saber DÓNDE sentarse en la mesa o hacer un brindis.
Por último, la queja principal que tienen todos los occidentales de sus colegas chinos, aparte del hecho de que se cortan las uñas en la oficina, ni se les ocurre despedirse, duermen durante la hora del almuerzo y demás, es que son incapaces de resolver los problemas por su cuenta. Van dejando cada pequeño contratiempo con la esperanza de que se resuelva sólo o siga su curso en la cadena de mando hasta que un jefe inteligente lo resuelva. Aunque los jefes no siempre lo son.
Ser el único occidental en una oficina de chinos no es fácil, pero el secreto para avanzar sin problemas es recordar esta regla de oro: “no pretendas cambiarlos, donde fueres, haz lo que vieres”.
Escrito por Jacopo Bettinelli – Sinólogo desde 2006 y apasionado desde siempre de la escritura, los viajes y el intercambio cultural.
Photo Credits: Photos by Jacopo Bettinelli
Hahahaha acabo de dar con esta pagina y no puedo dejar de leerla, soy una mexicana que lleva viviendo 4 meses en China y es agradable ver que no soy la única que le «sufre/sufrió» por aquí.
Yo trabajo en una escuela como maestra de ingles y aunque las maestras son muy agradables tuve que pasar varias semanas y un par de meses en su momento por «ganarme» a mis compañeras de trabajo. Sin contar el hecho que cada fecha de paga se levanta la muralla china entre ellas y yo otra vez por un par de días
Si somos muchos los que hemos sufrido en los primeros meses de trabajar en China, pero no te preocupes poco a poco los chinos se van abriendo.
Hola , muy buena tu descripción, yo estuve solo x turismo en China soy Argentina y muy extrovertida , y sufrí mucho la incomunicación , contrate guias de habla Ispana y realmente fueron pesimos , gracias a ellos mi sacrificado y costoso viaje de 33 hs no pudo ser aprovechado para conocer mas este inmenso Pais
Encontrar guías de habla hispana decentes es muy dificil en China, la poca gente que habla español puede conseguir trabajos mucho mejores.
Muy interesante lo que han escrito.
Todas estas pequenas observaciones ayudan mucho a la hora de hacer contacto con las sociedades asiaticas.
Muchas gracias por la dedicacion y la excelente forma de redactar!
Saludos
Gracias a ti por seguirnos, aunque las sociedades asiáticas obviamente son similares, cada una es un mundo especialmente la china.