En la entrevista de hoy charlamos con Paula Vexlir, psicóloga clínica y fundadora de la web ExpatPsi una plataforma online de soporte psicológico e información para expatriados hispanohablantes.
Qué es ExpatPsi
Hola Paula muchas gracias por aceptar esta entrevista, ¿le podrías explicar a nuestros lectores un poco qué es ExpatPsi y qué servicios ofreces?
Hola! Muchas gracias por invitarme. Por supuesto, ExpatPsi nace luego de muchos años de trabajar ayudando a expatriados y migrantes. Soy psicóloga clínica y allá por el 2002 empecé a especializarme en el tema. Empecé a notar cuestiones que se repetían y ante la falta de literatura en el tema comencé también una investigación para evaluar diferencias en la migración hispanoparlante.
ExpatPsi tiene tres aspectos importantes, uno son las sesiones de psicología on-line, para que personas viviendo fuera de su país de origen puedan acceder a un espacio en su lengua materna y con alguien que entiende bien la problemática específica. Pero con esto no me alcanzaba porque seguía escuchando a personas que hubieran podido tener menos angustia o una mejor experiencia si hubieran tenido cierta información a tiempo. Entonces empecé el blog donde trasmito información, herramientas, teorías, etc con el fin de ayudar en prevención primaria. Y, por último, este año comencé a crear también cursos y libros para poder ayudar a más gente.
Imagino que enfrentar la problemática “expat” desde un punto psicológico debe ser muy interesante. En líneas generales, ¿Nos podrías decir qué tipo de gente se pone en contacto contigo y cuál es la consulta más común?
Sí, por supuesto, no sólo es muy interesante sino que tengo la suerte de tener un trabajo donde puedo verificar cotidianamente mi aporte. La realidad es que mi consulta es muy variada; hay personas que se expatriaron por su trabajo, digo por la empresa, otras que viajaron en busca de nuevas oportunidades; y también estudiantes viviendo fuera de su país de origen.
A veces quien consulta es la persona expatriada por la empresa y otras veces su pareja. Quizás te sorprenda saber que la mayoría de las veces las consultas no son específicas a la migración. Es decir, si bien están atravesando aspectos inherentes a la migración/expatriación, la mayoría de las veces la consulta es por otro tema. Aquí es muy importante aclarar que el hecho de entender la problemática «expat» es crucial cuando uno está trabajando con alguien que se ha expatriado porque sino puede haber muchos errores diagnósticos o de escucha. Así es que si bien la consulta puede ser por un tema de pareja, puede ser por un tema laboral (o por la falta de pareja o de trabajo) por poner dos ejemplos, si uno escucha sin saber lo específico de la experiencia de expatriación hay mucha posibilidad de errores diagnósticos o de apreciación de lo escuchado.
En tu web dices que existe mucha información sobre la temática expat en lengua inglesa, pero que prácticamente no existe nada en español ¿Cuál crees que es la razón? ¿Fue este uno de los principales motivos para crear ExpatPsi?
No podría precisar por qué se ha generado de esta manera. De hecho cuando yo comencé a trabajar en el tema había alguna literatura en español pero era sobre migración de clases marginales o en condiciones extremas y claro, era interesante pero para mi clínica no era mucho el aporte. Buscando encontré en inglés (en francés creo que también había bastante pero el inglés es más accesible a casi todos) y en inglés creo que se ha escrito mucho porque la gente que trabaja como misionera se interesó en esto de los Chicos de Tercer Cultura o Third Culture Kids y además supongo que porque al tener varios grupos/comunidades que se expatrian en distintos lugares (misioneros, militares, etc) han podido compartir más los conocimientos que si cada uno fuera por su cuenta, aunque esto es una suposición mía. Esa carencia fue justamente lo que me llevó a crear ExpatPsi. En el blog escribo muy seguido y también trabajo mucho en difundir esa información porque es mi contribución a la comunidad expatriada/migrante hispanoparlante.
Me comentaste que muy pronto vas a iniciar un curso on-line llamado «Re-encontrate en tu nuevo destino«, ¿qué es exactamente este curso? Y más importante ¿De qué le puede servir a alguien que se muda a otro país?
Así es, estoy muy contenta de haber podido armar este curso/taller antes de fin de año. Me gusta la idea de que permita empezar el año mejor parados en otro lugar. Digo que es un curso/taller porque no es tanto trasmitir conocimiento como acompañar en un proceso. Sucede que muchas veces al mudarse uno siente que en el nuevo destino esa brújula interna que lo orientaba ya no sirve, que uno ya no es el mismo; pero no siempre resulta fácil poder encontrarse nuevamente con uno mismo. Este curso está pensado para ayudar a reencontrarse a quienes se han mudado y se sienten en ese estado.
Muchas personas hablan de la necesidad de reinventarse en la expatriación pero prefiero llamarlo re-encontrarse porque creo que estos aspectos, estas partes de uno ya están allí, sólo esperan que uno pueda ajustar la mirada. Y cuando se produce ese encuentro, que es medio difícil de explicar ya que es un encuentro con algo que ya estaba, las personas no sienten que es algo nuevo sino algo que siempre estuvo en ellos.
La psicología del expatriado
Leyendo alguno de tus artículos que hablas de las fases de shock cultural, parece que es un tema no del todo resuelto ya que las fases bien delimitadas de la teoría (Luna de miel, shock cultural inicial, adaptación inicial, shock cultural real y adaptación) no siempre se cumplen. Personalmente, me identifico mucho más con el gráfico de Allison McCue, ya que mientras vivía en China podía pasar en un mismo día del amor al odio varias veces. ¿Realmente crees que existe la verdadera adaptación cuando uno es “expat”?
Coincido totalmente con tu apreciación. Creo que las fases, los estadios ya sea del shock cultural, del duelo o de cualquier otro proceso terminan difundiéndose por la necesidad que tenemos de sentir que podemos controlar las cosas. No son fases que se vean así, exactas. Por eso me parecía tan útil el gráfico de Allison. Porque más de una vez he escuchado a alguien preocupado porque su estado no seguía acorde a las fases. Una cosa es normalizar emociones y sentimientos y otra armar un plan de cómo deberíamos sentir. Creo que lo que va sucediendo con el paso del tiempo es que el amor y el odio pasan a ser menos intensos, pasan a aparecer menos veces en el mismo día y así de a poco se va logrando una adaptación. También es cierto que aún si no nos mudáramos no tendríamos los mismos sentimientos todo el tiempo y que algunas culturas son mucho más difíciles para los hispanoparlantes que somos latinos, que otras.
En mi experiencia “no profesional” he observado que muchos expatriados tarde o temprano acaban estancados en una fase de negación que todo lo referente al país donde viven les parece odioso. Esta actitud la he visto mucho más frecuente entre expatriados con baja competencia del idioma local o que provienen de países con fuerte identidad nacional. ¿Crees que estoy equivocado en mi análisis? ¿Por qué crees que se llega a esta situación?
Bueno, hay un primer punto que es la decisión de aprender o no la lengua local. Y aquí es muy difícil generalizar porque hay lenguas que realmente son muy complejas. Yo no digo que haya que aprender el idioma local sí o sí, pero indudablemente pienso que uno tiene que entender que si uno no habla la lengua habrá diferencias con quienes la hablan y eso es inevitable. No todas las culturas son igual de abiertas a los extranjeros y creo que entender las consecuencias de nuestras acciones es importante siempre.
También sucede que no es lo mismo migrar a una cultura que uno admira que estar donde le ha tocado porque no consiguió otra cosa pero que considera “inferior” a su cultura (suena horrible, lo sé pero mucha gente siente esto). En general sucedía mucho esto que relatas en las «burbujas expat» que había en países del tercer mundo. Cuando esto sucede implica una idea muy soberbia de cómo es, digamos, más lógico vivir. No sé si tiene tanto que ver con la fuerte identidad nacional como con la posición de saber absoluto. Que sería algo así como que en su país de origen o en su cultura son los que realmente saben cómo habría que hacer las cosas, “no como estas personas de aquí que hacen todo mal” (o raro, o lo que sea). Igual me gustaría aclarar que esto es algo muy humano, creer que hay una manera correcta, una sola forma. Y también, a veces son tan grandes las distancias entre la cultura de origen y la que lo está acogiendo a uno que es muy difícil que eso no suceda pero casi siempre cuando alguien tiene esa –digamos- posición en la vida acerca de lo diferente la notas también en otros juicios de valor en los temas más diversos.
Una de las cosas que me sorprendieron más fue el shock cultural reverso, es decir cuando te cuesta adaptarte a tu propio país después de haber sido expatriado un tiempo largo. En mi opinión, el shock cultural reverso puede ser mucho más demoledor que el propio shock cultural. ¿Tienes algún consejo para la gente como yo que pese a estar en casa ya no nos sentimos en casa?
Acuerdo totalmente contigo, el shock cultural reverso suele ser más demoledor, creo que en gran parte porque uno no se lo espera. Uno cree que todo estará igual que como lo dejó, cree que uno también será el mismo que se fue y esto no es nunca así. Lo primero que tendría que decir es que uno ya no va a ser el mismo. Sería imposible serlo. Entonces es como si «casa» ya no pudiera ser «casa» porque le falta algo, no? Algo que es de la otra cultura. A veces pienso que es algo que deberían advertirte antes de salir, que en el aeropuerto un cartel diga: “Si te estás yendo a vivir a otro país por una cantidad de años, ya no serás el mismo que ahora está saliendo y ya nunca más te volverás a sentir en casa al 100% cuando vuelvas”. El mundo globalizado nos permite acceder a esos productos que quizás extrañemos “del otro lado” pero igual no termina de llenar ese vacío. Es que ahora una parte de nuestra identidad ha quedado, en el mejor de los casos, en la cultura que nos acogió. Creo que bien llevado esto es un regalo, porque es una expansión de horizontes. Porque ahora tú puedes ver tu propia cultura y te saltan a la vista aspectos de ella -generalmente los contradictorios- que antes no podrías haber percibido. Pero lo cierto es que ahora ya tu sentimiento de pertenencia se ha alterado y por eso me gusta decir que después de una experiencia así uno ya no es el mismo, uno ya está viviendo como en el limbo, una especie de no soy de aquí ni soy de allá, no? O de soy un poquito de cada lugar.
Hoy seguimos con nuestra interesante discusión con Paula Vexlir sobre los efectos psicológicos de la gente que decide mudarse a otro país. Si no has leído la primera parte te recomiendo que la leas haciendo clic aquí.
En esta segunda parte me gustaría centrarme en aquellas personas que no se mudan solas, es decir en familia o en pareja.
Mudarse por amor
Me imagino que mucha de la gente que te contacta es gente que ha decidido dejar todo en su país para poder acompañar a su pareja en su nuevo destino laboral. Aunque esta gente tiene el tiempo para poder adaptarse más rápidamente al destino que su pareja, suelen ser los que tienen más dificultades en adaptarse y esto acaba repercutiendo en la relación. ¿Qué crees que es lo más importante para evitar que se llegue a situación?
En realidad sorprende ver que la consulta está repartida en un 50/50 entre gente que ha migrado por su propio trabajo y gente que ha acompañado a su pareja en un nuevo destino por razones laborales. Tal como dices, si bien tienen más tiempo para adaptarse suelen ser quienes presentan mayores dificultades.
Una cuestión a tener en cuenta es que quien al llegar ya tiene trabajo asegurado, ya tiene todo organizado: dónde pasar la mayor cantidad de horas de su día, un grupo de personas con las que interactuar y una organización en su vida. Mientras que quién viaja en otras circunstancias, por ejemplo acompañando a aquéllos, tiene que «producir» -por llamarlo de alguna manera- su día a día.
Tiene que encontrar la manera de generar lazos sociales y actividades. Muchas veces es gente que, en su lugar de origen, tenía un trabajo y no siempre es fácil (y otras tantas por cuestiones legales es imposible) conseguir un trabajo similar.
Esto lo aclaro porque la mayoría de las personas que eran super autónomas en su lugar de origen y tienen dificultades en el nuevo destino además se sienten muy mal consigo mismas por no estar logrando una adaptación exitosa justamente porque tienen mucho tiempo.
Hoy por hoy se minimiza mucho la difícil posición de quien deja todo por acompañar a la pareja, la mirada externa es que no tiene de qué quejarse, que tiene una vida fácil y que todos querrían estar en su lugar. Y la realidad suele ser muy distinta, entre la angustia y el desarraigo, a la pérdida de identidad que conlleva la expatriación se suma la presión social de que tendría que estar todo de maravillas porque no tiene que salir a trabajar. Cuando la mayoría de las veces lo que más querrían es poder trabajar y volver a sentirse a gusto con su día a día.
Una cuestión clave es lo que me gusta llamar «reencontrarse«. Porque muchas veces se termina como apéndice de la pareja y otras tantas como sintiéndose asfixiado e impotente. Si uno logra re encontrarse con uno mismo, con sus intereses, con sus inquietudes, con qué es importante para uno en la vida es entonces cuando puede empezar a trazar un plan para sacar el mayor provecho posible de la experiencia internacional. Algunas veces son los ideales, las expectativas o los duelos congelados los que impiden que uno pueda hacer este proceso. Otra cuestión clave es recordar nuestra libertad de elección que generalmente, en estos casos, solemos olvidar y nos sentimos prisioneros de decisiones que han tomado otros.
Uno de los efectos de la globalización es que cada vez hay más parejas mixtas (es decir de diferentes países), cuando estas deciden establecerse en el país de uno de los dos, creo que es muy común que la persona que se encuentra en su país intente sobreproteger a su pareja para que no se enfrente sola a los problemas que surgen del día a día. ¿Crees que esto afecta a la adaptación de la pareja? ¿Crees que esto puede acabar generando conflictos?
Querer cuidar a nuestros seres queridos es, en un punto, inevitable. Tu pregunta me parece muy buena porque esto también puede suceder con los hijos. A veces, por querer cuidar a los demás estamos impidiendo que desarrollen su autonomía. Creo que el desafío más grande de establecerse en el país de origen de uno de los dos es que quien se ha trasladado no hace el proceso clásico de adaptación. Es decir, tiende a salir con los amigos de su pareja y no a procurarse un grupo social cosa que haría si hubiera migrado por su cuenta. El problema principal se da cuando surge alguna crisis en la pareja, cosa que por otra parte es inevitable, ya que sucede en toda pareja, expatriada o no. Uno de los dos está con todo su grupo de contención y el otro se da cuenta que no ha generado espacios o vínculos propios. Creo que esto es lo más complicado porque la sobreprotección puede ir disminuyendo una vez que uno ve al otro adaptándose o pudiendo valerse por sí mismo pero si quien ha migrado no busca espacios propios eso repercute y mucho en el tipo de vínculo que puede establecer y ese nivel de dependencia genera muchos conflictos.
P.D. Mientras estaba editando esta entrevista, Paula me ha comunicado el lanzamiento de un nuevo curso muy relacionado con la problematica derivada de la expatriación por amor llamado Código Expat
Niños expatriados y de tercera cultura (TCK)
Me consta que tienes un curso online para padres expatriados, ¿nos puedes contar un poco en qué consiste y a quién está dirigido?
Tener una infancia internacional puede ser algo muy positivo para los niños pero hay ciertos desafíos que son inherentes y cuyos efectos se notan más en la adolescencia o adultez. Otra vez aquí está mi idea de prevención. He trabajado con adultos que vivieron una infancia internacional y la diferencia en cómo se maneje eso se nota y mucho. También sucede a veces que los padres quieren acompañar el proceso de transición y de mudanza con los hijos pero no saben cómo (sumado a que están viviendo sus propios duelos de irse o de estar lejos). Ese curso nació luego de muchísimas entrevistas de Orientación a Padres y otras tantas entrevistas con pacientes que tienen hijos y me hacen preguntas al respecto. Me di cuenta que las preguntas eran similares y que, sobre todo, las temáticas que abordábamos también. Entonces me pareció que sería una gran ayuda para los padres tener todas esas respuestas juntas y así lo hice. Se llama Curso Online para Padres Expatriados y Migrantes pero hasta ahora sólo se han anotado madres, quizás deba cambiarle el nombre. Por ahora lo dejo así porque creo que ayuda a ambos.
Al armarlo decidí que las diferencias horarias no fuesen un problema y lo armé como una serie de módulos en video que llegan al correo de los participantes como para que cada uno pueda hacerlo a su ritmo y tiempo y sin agregar más stress a la ya ajetreada vida de un padre/madre expatriado. Ya van varios meses de dictarlo y es muy gratificante ver como en la encuesta anónima que llenan al terminar me agradecen por la información, me dejan un montón de comentarios positivos y todos coinciden en evaluar con un 9 sobre 10.
Ahora en el 2016 se agrega también un taller sobre Storytelling que es una técnica sumamente útil para ayudar a los padres a que puedan ayudar a sus hijos a procesar lo que implica vivir una infancia internacional.
Siguiendo esta idea, también estoy escribiendo cuentos para los niños, ahora sale el segundo y la idea es que la colección siga creciendo a los largo de este año y aborde todos los temas característicos de la vida de un niño expatriado.
Creo que una de las preocupaciones principales a la que se enfrentan unos padres antes de mudarse a otro país, es cómo afrontar a sus hijos. Al final muchos acaban por cometer el error de comunicárselo en el último momento. ¿Cuáles crees que son los errores más comunes que comenten los padres en estas situaciones?
Es muy difícil saber qué hacer cuando uno le tiene que decir a su hijo que se van a otro país y dejan todo. Además uno está con su propia ambivalencia entonces es inevitable que nos equivoquemos. Efectivamente un error común es decirlo a último momento o, por el contrario, decirle a un niño de tres años que en un año se van a mudar, cuando a esa edad la noción del tiempo es muy difícil de asimilar. Otra dificultad habitual en los padres es ayudarlos a despedirse, a cerrar una etapa. Otra vez: los padres están con sus propias ambivalencias de irse, entonces a veces creen que evitar las despedidas hace las cosas menos dolorosas. Pero esto nunca es así. Para un buen comienzo necesitamos haber hecho buenos cierres. Y sí, son dolorosos.
Otro error que a veces se comete es no dar espacio a que el niño hable de lo que lo preocupa o lo asusta o le duele. Como padres es muy doloroso escuchar esos temas porque claro, los adultos tomamos las decisiones y cuando oímos eso quizás nos sentimos muy culpables.
Entonces nos apresuramos a decir que todo va a estar bien, que no se preocupe y no escuchamos lo que dicen. Ni qué hablar de los casos en que los niños no dicen nada para no incomodar a los padres y que en el fondo se están guardando todo lo que sienten. Lo cierto es que si está resultando difícil escucharlos lo ideal sería pedir ayuda; puede ser un profesional pero también puede ser otro miembro de la familia que no tenga problema en hacer ese espacio para escuchar sin necesidad de resolver sino de poder escuchar activamente lo que tienen para decir, permitirles expresarse.
Es más, como he comentado anteriormente, ahora estoy escribiendo cuentos para que ayuden a los niños a procesar esas emociones sin tener que estar hablándolas tanto con los padres. Porque al encontrar al protagonista del cuento viviendo lo mismo que ellos están atravesando los chicos pueden normalizar sentimientos, emociones, etc.
Por último, diría que, en la mayoría de los casos, les decimos a los niños que el cambio es bueno porque van a tener un mejor nivel económico o mejores condiciones pero eso a ellos realmente no les resulta para nada relevante.
En muchas ocasiones he visto a niños que han vivido la mayoría de sus vidas en un país diferente al de su origen, renegar de su cultura materna, en un afán de integrarse en donde viven, incluso llegando al extremo de negarse a hablar el idioma de sus padres. ¿Cómo crees que deberían comportarse unos padres en esta situación? ¿Crees que esta situación si no se reconduce puede crear problemas identitarios en el futuro?
Como padres de TCK o Chicos de Tercera Cultura o con infancias internacionales, como prefieran llamarlos, es crucial entender que nuestros hijos no van a tener nuestra cultura. Es decir, los TCKs tienen un poco de la cultura de sus padres y un poco de la cultura anfitriona; viven entre culturas, por decirlo de alguna manera. Entonces, para responder a tu pregunta creo que si están renegando mucho puede deberse a mucha insistencia parental o a un rechazo social de sus pares o entorno hacia su cultura de origen.
Durante la adolescencia los grupos pueden tener mucho peso – todos hemos vivido eso- pero luego en la adultez uno va tomando sus decisiones más libremente. La realidad es que tampoco son 100% del país de acogida. Entonces cuanta menos presión exista hacia un lado o al otro más libertad tendrán los jóvenes para encontrar «su» manera de integrar ambas culturas.
La vida como TCK o CTC conlleva una dificultad identitaria, y eso es inevitable. No eres de ningún lado al 100% y las personas tendemos a necesitar rotular, encasillar y claro, nunca sabes bien qué responder a la pregunta: ¿de dónde eres? Los chicos de tercera cultura, para decirlo rápidamente, tienen sus raíces en las relaciones, en los vínculos. Entonces cuanto más sepan los padres cómo ayudarlos a transitar este «entre» culturas que les ha tocado por identidad, menos rechazos y mejores integraciones veremos.
¿Cuáles crees que serán las ventajas y desventajas de los niños TCK en el futuro?
En un mundo tan globalizado te diría que, en caso de haberlos ayudado a procesar los duelos y acompañado realmente en sus procesos, ser TCK trae más ventajas que desventajas. Moverse con naturalidad entre culturas, aceptar y entender con naturalidad las diferencias, poder adaptarse a cualquier situación rápidamente, saber cómo generar lazos con facilidad son algunas de las ventajas. Las desventajas tienen más que ver con no haber hecho la experiencia apoyados, sobre todo en los procesos de duelo.
Pueden ser personas con mucho temor a tomar compromisos, sobre todo de larga duración, a tener dificultad para arraigarse en algún lugar o proyecto. Pueden presentar mucho temor a experimentar pérdidas repentinas (por ejemplo que todo lo que han logrado desaparezca de pronto). Pueden tener grandes montos de angustia guardados dentro suyo y ser muy soberbios. Insisto, todo esto es bastante prevenible si uno les permite expresar sus penas y hacer sus duelos. Excepto el hecho que no suelen sentirse del todo «en casa» en ninguna cultura.
Como siempre un placer charlar contigo y gracias por contestar mis preguntas.
Bio Paula Vexlir: Psicóloga clínica, apasionada por los temas interculturales. Desde el 2002 se ha especializado en ayudar a expatriados y migrantes a tener mejores transiciones, a atravesarlas con hijos, a resolver problemas de trabajo y de pareja, a lidiar con la angustia y la ansiedad.
¿Eres expatriado y no conoces la web de Paula? ¡Échale un vistazo, seguro que encontrarás un montón de consejos útiles par tu nueva vida!
Photo Credits: The Expat by The Preiser Project