«Todos los niños de la región de Gaomi han nacido gracias al cuidado y a la sabiduría de las manos de Wan Xin, la única partera de la zona. Su talento natural la convierte en guardiana de los secretos de la maternidad.
Pero cuando, a mediados de los años sesenta, al partido le preocupa la explosión demográfica y decide ponerle remedio, Wan Xin se convierte en la Vestal de la política para el control de los nacimientos impuesta por el régimen y se dedica a practicar abortos y vasectomías con el mismo celo con el que traía nuevas vidas al mundo.
Con el paso del tiempo, la campaña de control de la población adquiere un carácter violento y represivo del que la propia Wan Xin no puede escapar: en una persecución dramática, una mujer da a luz en una balsa en medio del río solo para salvar la vida de su hijo.
Cuando a principios de los años noventa, el control del régimen pierde potencia, Wan Xin ve descomponerse las razones e ideales en los que había creído y con los que había acallado a su conciencia.
Hasta que, una dramática noche, volviendo a casa, se pierde en una zona pantanosa: el croar de las ranas le recuerda a las lágrimas de los niños no nacidos y los cuerpos gélidos de los animales que la rodean, como pequeños fetos abortados, la impulsan a replantearse toda su vida.»
Mo Yan, Las ranas
La planificación familiar de la República Popular China (RPC)
Por planificación familiar se entiende la planificación de la descendencia y, por tanto,las intervenciones dirigidas a reducir la tasa de natalidad.
La jihua shengyu 计划生育 “planificación familiar” (conocida en el ámbito internacional como “One Child Policy«), en China, es una política que controla la población de la República Popular de China, evitando que pueda alcanzar niveles aún más exagerados que los actuales (recordemos que la población china supera con creces los mil millones de personas).
La política actual de planificación nacional (que forma parte de la política nacional de base) se creó principalmente con el fin de retrasar el matrimonio (o para prevenirlo) y la procreación en particular, limitando los nacimientos para luchar contra el crecimiento de la población. Esta reforma siempre se ha considerado muy polémica en el extranjero, ya que viola los derechos humanos.
El trasfondo de esta política lo encontramos en 1949 con la fundación de la República Popular de China. Mao Zedong 毛泽东 introdujo varias políticas a favor de la natalidad: subsidios económicos para los nacimientos, prohibición del aborto, prohibición de la esterilización y de los métodos anticonceptivos. Gracias a estas políticas, y en una primera fase de bienestar general, hubo un aumento considerable del número de nacimientos.
En diciembre de 1954, Liu Shaoqi 刘少奇 convocó al Consejo de Estado para discutir el grave problema de la natalidad y el control de la misma. Un año después del discurso de Liu Shaoqi, el Comité Central del Partido Comunista de China estaba a favor de realizar un control de la natalidad «apropiado».
Tres años más tarde, el Comité Central y el Consejo de Estado promulgaron una directiva sobre la promoción de la planificación familiar, en la que se propuso la promoción del control de la natalidad en las zonas urbanas y rurales densamente pobladas.
En 1957, el aborto legal se hizo accesible a todos. En diciembre de 1973, se determinó la política de wan xi shao 晚 稀少 que consistía esencialmente en animar a la población a posponer el matrimonio y, por consiguiente, el embarazo. Preveía, además, alargar el intervalo de tiempo entre un hijo y otro, y la reducción considerable del número de hijos.
La superpoblación se consideraba ya un verdadero obstáculo para el desarrollo y la modernización del país. Cinco años más tarde, en octubre de 1978, el Comité Central del Partido Comunista de China aprobó un informe del Consejo de Estado por el que las parejas podrían tener un máximo de dos hijos y el intervalo entre los nacimientos debía ser de al menos de tres años.
En enero de 1979, Chen Muhua 陈慕华 «pidió» a las provincias, municipios y regiones autónomas que desarrollaran una regulación local de planificación familiar. Desde entonces, el nacimiento ilegal fue castigado severamente. En la segunda mitad de 1979, comenzó a hacerse patente la necesidad de reducir el número máximo de hijos a uno.
Esta implementación se hizo efectiva con la excepción de Yunnan 云南, Qinghai 青海, Ningxia 宁夏 y Xinjiang 新疆, donde se permitía tener dos hijos. En casi toda China, se puso oficialmente en marcha la famosa política del hijo único.
Muy popular en China en la actualidad es la palabra balinghou 八零 后 que puede traducirse como «posterior a los años ochenta” y que designa a los jóvenes chinos nacidos precisamente en esa década: la generación de hijos que vino al mundo tras comenzar la política del hijo único.
Esta expresión también abarca una serie de cuestiones relacionadas con la vida, el crecimiento, la educación y el desarrollo cultural de los componentes de este grupo social.
La carga que estos hijos únicos se veían obligados a soportar era muy, muy pesada. Piensa en todas las expectativas y esperanzas que los padres depositaban en ellos en una sociedad tan numerosa donde cada vez hay menos puertas y son más estrechas.
No es de extrañar que las familias estuvieran dispuestas a gastar mucho dinero en profesores particulares con el fin de dar una educación más competitiva a su hijo.
Al ver aún pobres resultados debido a varios factores, en mayo de 1991 el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado decidieron reforzar drásticamente la planificación familiar, efectuando un riguroso control sobre el crecimiento de la población china.
Como consecuencias de estas políticas, la tasa de fecundidad en China se derrumbó en muy poco tiempo; a principios de los años 90, cayó muy por debajo del reemplazo generacional. Los datos del censo de 2000 muestran que el nivel de fertilidad de China fue el más bajo del mundo. Decidieron entonces implementar estas políticas porque habían tenido demasiado éxito.
Pese al gran trabajo llevado a cabo a la hora de aplicar estas políticas, en 2010 la tasa de fecundidad de China seguía siendo la más baja del mundo.
En noviembre de 2013, para hacer frente al grave problema de la fecundidad, el Consejo de Estado decidió poner en práctica la política asegurando que las parejas con un hijo podían tener otro. Esta implementación no tuvo el éxito que se esperaba, por lo que, en 2015, los demógrafos de 21 universidades e institutos de investigación de China presentaron una nueva propuesta para la liberalización del segundo nacimiento y la abolición de las restricciones a los ciudadanos.
El 29 de octubre de 2015, la Octava Comisión General del Partido Comunista de China decidió que cada pareja pudiera al fin tener dos hijos, aboliendo, por tanto, la política del hijo único.
Características de la planificación familiar
Antes de 2015, las situaciones más comunes que permitían el nacimiento de un segundo hijo eran las siguientes: si el primer hijo no crecía sano debido a una discapacidad genética; si la pareja se volvía a casar y tenía un solo hijo; si la pareja estaba compuesta por hijos únicos; si la pareja vivía en el campo y solo tenía una hija.
Por otra parte, la minoría étnica de agricultores y pastores de Xinjiang 新疆 y la minoría de agricultores de Qinghai 青海 podían tener tres hijos, así como en las zonas agrícolas y de pastoreo del Tíbet 西藏.
A fin de preservar la política del hijo único, se empleaba el aborto forzado y hubo muchos casos de infanticidio. Estas son las estadísticas de 2012 en porcentajes de los métodos anticonceptivos empleados: Instrumentos intrauterinos 54%; esterilización femenina 29%; preservativos 10%; esterilización masculina 5%; anticonceptivos orales o inyectables 1%; otros 1%.
Antes de 2002, quienes violaban la ley eran castigados con una multa muy elevada. Desde el 1 de septiembre de 2002, los ciudadanos que habían dado a luz ilegalmente a niños «de más» fueron obligados a pagar una multa llamada «apoyo social», calculada en base a la renta per cápita local y de forma autónoma en las distintas provincias y regiones. En Shaoyang 邵阳, una familia no pagó la cantidad que le correspondía y las autoridades locales secuestraron al niño.
Principales problemas ocasionados por la política del hijo único
Distintos convenios y acuerdos internacionales demuestran claramente que la planificación familiar DEBE aplicarse solo si existe voluntad por parte del individuo. La Declaración de Teherán de 1968 establece que los padres tienen absoluta libertad para decidir el número de hijos y disfrutar de los derechos humanos fundamentales desde el nacimiento.
La planificación familiar ha tenido un enorme impacto en la estructura de la población china en muchos aspectos, no solo en la economía nacional, sino también en la cultura de la fertilidad y en la seguridad nacional y social. La ancianidad es un problema cada vez más grave, el nivel de fertilidad es muy bajo y la brecha de nacimientos entre hombres y mujeres es muy alta, ya que se prefiere tener un hijo a una hija. La planificación familiar ha reducido la población de China en unos 400 millones de personas.
Incluso se ha “renovado” el vocabulario de la China continental: la política del hijo único ha provocado una estructura familiar retorcida, llamada 四二一 «cuatro dos uno» (cuatro abuelos, dos padres y un niño), en base a la cual las parejas jóvenes tienen que soportar una carga muy pesada.
La centralidad de la relación de responsabilidad entre padres e hijos (piensa tan solo en el examen Gaokao) y la soledad en la infancia se traduce en una fuerte presión psicológica sobre los niños chinos en la actualidad.
Además, en la actualidad hay 37 millones más de hombres chinos que mujeres: un enorme desequilibrio de género que podría dar lugar a graves problemas sociales en las próximas dos o tres décadas, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que las mujeres, en la sociedad «moderna», tienen derecho a rechazar el matrimonio.
¿Y si una pareja de ancianos pierde de forma prematura a su único hijo? Provocaría su incapacidad de reproducción.
El fenómeno de los “niños negros”
Para evitar las fuertes multas o peores consecuencias, muchos padres chinos han decidido no registrar a sus segundos hijos nacidos durante el período del hijo único. Estos hijos segundos y terceros crecieron sin documentos y son los llamados hei haizi 黑孩子 o «niños negros».
No estar en el registro significa no estar en posesión del famoso hukou 户口 que permite a los chinos ser identificados en base a la zona donde viven.
No tener el hukou significa no tener acceso a un seguro médico, al sistema escolar gratuito, a un contrato de empleo regulado, al derecho a recibir una herencia o a casarse. Por supuesto, los hei Haizi son en su mayoría mujeres. En los últimos cuatro años, el gobierno chino ha permitido a unos 14 millones de personas (incluyendo hei haizi, sin techo y huérfanos) tener el hukou y así disfrutar de los derechos a los que antes no podían tener acceso.
Las posibles consecuencias para el futuro de la sociedad china
Lo que es seguro es que, con la política del hijo único, hubo un significativo envejecimiento de la población china. En el campo, además, donde hay una gran necesidad de mano de obra, se recurre a menudo al aborto selectivo, procediendo con el embarazo solo si se ve que es un niño en la ecografía.
El número de bebés nacidos en China el año pasado muestra que la política del segundo hijo, vigente desde el 1 de enero 2016, es bastante eficaz. En el año 2016 en China han nacido más de 18 millones de niños, según el informe de la Comisión Nacional para la Salud y Control de la natalidad. 18 millones de niños suponen un incremento del 11,5% en comparación con 2015.
También en 2016, el número de hijos segundos nacidos en China representa el 45% del total de nacimientos. Según un estudio demográfico, la nueva política hará que se alcance una población máxima de 1450 millones en 2029, frente a los 1400 que se lograría en 2023 si se hubiera mantenido activa la política del hijo único.
Posibles incentivos para la resolución de los problemas causados por la política del hijo único
La doctora Therese Hesketh, profesora de Salud Global en el University College of London, sugieren dos posibles medidas del gobierno para apoyar el envejecimiento de la población:
1. El aumento de la edad de jubilación. China tiene una de las edades de jubilación más bajas del mundo: 55 años para las mujeres y 60 para los hombres.
2. El fortalecimiento de las pensiones estatales, en especial para los pensionistas rurales que tienen más probabilidades de vivir solos.
No es fácil resolver todos los problemas causados por esta política y llevará algún tiempo, por supuesto. ¿Qué le recomendarías al gobierno chino?
Doy gracias a mi querido amigo, el Dr. Marco Asarisi, por facilitarme la información contenida en este artículo.
Photo Credits: kids on a field trip by thepismire