El año pasado me rompí la muñeca y, tras más de un año, seguía doliéndome. Un dolor muy molesto, a veces débil, otras veces punzante. Así que decidí que tenía que resolver esta situación. O por lo menos tratar de resolverla.
Dejé de practicar gimnasia artística, pero no sirvió de nada. Por el contrario, las cosas empeoraron. Así que decidí probar una solución diferente.
Expuse el problema a mi «madre adoptiva» (en ese momento estaba estudiando mi penúltimo año de secundaria en China) y ella me sugirió probar la medicina tradicional china.
Entonces escribí un correo electrónico a mi mamá en Italia y, después de una rápida consulta con mi ortopedista, todo el mundo estuvo de acuerdo en el siguiente punto: no hay daño alguno en intentarlo.
De ahí que al sábado siguiente por la tarde fui a una clínica en el centro de Nanjing y pedí un tratamiento de acupuntura.
Los experimentos de la vida cotidiana
Si no conseguía resolver mi problema, por lo menos tenía la oportunidad de explorar una nueva faceta del Imperio Medio. Tan pronto como entras en la clínica, te ves golpeado por el penetrante olor de las hierbas medicinales. Delante de la entrada hay un gran mostrador con un grupo de enfermeras que reciben los ingredientes y preparan los medicamentos recetados por los médicos. Llevan consigo sus básculas manuales que son necesarias para pesar todas las hierbas, raíces y polvos que salen de los cientos de cajones detrás del mostrador.
Entonces, o ponen el medicamento en una bolsa pequeña y la dan al paciente o la llevan al laboratorio, donde se mezclan los ingredientes y se cocinan antes de convertirse en una medicina para entregar al paciente.
Traté de hacerme amiga con un técnico del laboratorio. Él me dejó tomar algunas fotos. Pero cuando le pregunté qué hacian en realidad él simplemente me respondió «preparamos los medicamentos.» Tenía la esperanza de obtener una respuesta un poco más precisa, pero de todos modos, tal vez me dieron un mala respuesta porque mi nivel de mandarín no era lo suficientemente bueno. ¡Todavía no!
El hospital
La sala de espera es el lugar que conozco mejor ya que en los últimos meses en China, es donde pasé muchas de las tardes de mi Sábado. Me hice amigo con un montón de gente, encontré una madre dispuesta a pagarme para enseñarle inglés a su hijo, ví a un montón de gente interesante y escuché muchas peleas en chino (un maravilloso ejercicio compresión oral, tengo que decir!).
Cuando estaba muy aburrida todavía podía leer los periódicos disponibles en la sala de espera o aprovechar la conexión wi-fi (extrañamente) rápida.
La primera vez estaba un poco preocupada porque no sabía qué esperar y temía no poderme expresar bien en chino. Pero cuando llegó mi turno, todo fue fácil y sencillo.
El diagnostico
Mientras le estaba explicando mi problema al médico, una multitud de gente se situaron entorno nuestro para comprobar la radiografía de mi muñeca en la pantalla de la computadora. Incluso si no soy tímida, en ese momento me sentí un poco como si estuviera desnuda.
El médico comprobó mi muñeca y decidió que, incluso si el hueso parecía estar bien, todavía debía haber inflamación.
Todo el mundo empezó a asentir con la cabeza, como si estuvieran de acuerdo con el diagnóstico. Luego, el médico empezó a prescribir la terapia. Es en este punto el caos empezó. Todo el mundo quería expresar su propia opinión: un par de pacientes estaban de acuerdo con el médico, mientras que otros no lo estaban en absoluto. Esta situación dio lugar a una larga serie de discusiones.
Cuando me di cuenta de que el médico había dejado de escribir y escuchaba las sugerencias de los pacientes empecé a temer que, al final, mi terapia habría sido prescrita por un ama de casa que no tenía nada mejor que hacer que chequear la radiografía de mi muñeca!
Por suerte, el médico se limitó a sonreír y no modificó su terapia inicial. Tomé la receta, fui a pagar (55 Yuan por el tratamiento, en occidente tendría que pagar por lo menos diez veces esta cantidad de dinero) y mentalmente me preparé para regresar el próximo sábado.
La tortura eléctrica
Así que empecé mi tratamiento: acupuntura con agujas electrificadas.
La primera vez el médico simplemente me clavó una docena de agujas en mi muñeca y puso mi mano debajo de una lámpara incandescente durante una media hora. Pero la segunda vez, después de comprobar que no había ninguna reacción adversa a las agujas, conectaron la electricidad. Mi brazo empezó a «saltar».
Antes de esta experiencia, siempre he sido un poco sensible al ver sangre y agujas. Por lo que pensé que no podía soportar este tratamiento. Sin embargo, el dolor era más fuerte que los otros sentimientos así que lo hice de todos modos.
Los resultados
Cada vez que termino el tratamiento mi muñeca no me duele en absoluto. Sin embargo, después de aproximadamente 24 horas, el dolor se vuelve tan fuerte como antes. Supongo que es también mi culpa porque no sigo el tratamiento con regularidad. Y todos los expertos afirman que el ser regular es la única manera de tener éxito con la acupuntura.
¿Alguna vez has probado la medicina tradicional china? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios a continuación : )
Photo Credits: Photos by Sapore di Cina
Hola: En este momento de mi vida donde me he ido por la medicina Oriental, tratando de aprender sobre la acupuntura pienso que es algo mágico, cuando tú te lo crees, empieza a funcionar. Además debes limpiar tu mente y seguir el tratamiento como te lo dicen.
Date una oportunidad y conseguirás resultado.
Un abrazo y mejorate. !!!
sigues en china?
Me gustaría compartir con vosotros mis blogs y si os gusta seguirnos mutuamente ¿ qué te parece?
Besitos
Gracias por la proposición, un saludo