Un proyecto para revitalizar la economía del norte de China
El impresionante crecimiento económico de China en los últimos 30 años ha sido impulsado en gran medida por el desarrollo de dos grandes conglomerados urbanos: el delta del río Yangtsé (DFA) en torno a Shanghai y Nanjing en la China central, y el delta del río de las Perlas (DFP) en torno a Guangzhou y Shenzhen, al sur del país.
Estas dos realidades urbanas, constituidas por una o dos metrópolis rodeadas de ciudades satélites, producen juntas el 25% del PIB del país. Además, en las últimas décadas, estas dos zonas se han convertido en los mayores bancos de pruebas del mundo para el estudio de la creación de riqueza a través de la urbanización.
En ambas zonas, los límites y las diferencias entre las realidades urbanas son muy leves y la riqueza está dividida de forma más equitativa. El secreto del éxito de estas dos áreas es la fusión de una serie de pequeñas empresas en torno a algunos centros de negocios y el uso de las ventajas comparativas de cada una de estas ciudades para forjar un sólido centro financiero y manufacturero.
Mientras tanto, Beijing, siendo la única ciudad de primer nivel al norte de China, ha tratado de emular el éxito obtenido por estas dos zonas al centro y sur de China.
En febrero de 2014, el presidente chino Xi Jinping anunció la creación al norte del país de la región metropolitana apodada “Jing-Jin-Ji” (“Jing” por Beijing, “Jin” por Tianjin y “Ji” por la provincia de Hebei, en chino “京津冀”, que rodea ambas ciudades).
Durante los próximos diez años, estas tres zonas serán modernizadas y conectadas de forma eficaz con el objetivo último de reducir la brecha económica y de desarrollo que separa el centro, Beijing y Tianjin de las zonas más alejadas y pobres del interior de la provincia de Hebei.
Además, esta nueva mega área urbana tiene como objetivo reducir las profundas diferencias de desarrollo que la separan del cinturón económico del país más próspero: el delta del río Yangtsé y el Río de las Perlas.
Esta nueva megalópolis, un área metropolitana que se extenderá a lo largo de una superficie equivalente a seis veces la ciudad de Nueva York y veinticinco veces Londres, traerá nueva salvia vital para la economía del norte de China y se convertirá en un laboratorio para el estudio de nuevos fenómenos de urbanización.
Aunque Beijing, Tianjin y la provincia de Hebei son limítrofes, la zona en su conjunto siempre ha estado dividida tanto en términos económicos como políticos. Cada zona, a su vez, está delimitada en regiones administrativas y distritos para proteger sus propios intereses y fuentes de poder y autonomía. Jing-Jin-Ji es un intento de reducir estas divisiones internas mediante una eficaz integración tecnología y de infraestructuras.
El programa de gobierno elaborado en 2015 presenta los principales objetivos para el área de Jing-Jin-Ji: Beijing seguirá siendo el centro político, cultural e innovador; Tongzhou, una zona suburbana a 20 kilómetros del centro de Beijing y frontera entre Tianjin y Hebei, será la sede del gobierno municipal; Tianjin, gracias a su posición estratégica, seguirá siendo el centro comercial y tecnológico de lujo; y, en último lugar, la región de Hebei estará dedicada a la implementación de industrias de fabricación mediante el uso de nuevas tecnologías de producción.
Otro de los objetivos de este plan de desarrollo es crear nuevos puestos de trabajo e invertir en Hebei, una provincia que rodea el área metropolitana de Beijing y donde residen 73 millones de personas.
Un cinturón de pobreza en torno a Beijing
A lo largo de 100.000 kilómetros cuadrados y con una población conjunta de 130 millones de personas, Jing-Jin-Ji en 2014 produjo el 10% del PIB chino. Sin embargo, el desarrollo a lo largo de la región es muy desequilibrado. Mientras que Beijing es la capital cosmopolita y Tianjin la puerta al mercado internacional, Hebei sigue siendo una región pobre y subdesarrollada.
El concepto de «Cinturón de la pobreza» se introdujo por primera vez en 2005, cuando el Asian Development Bank (ABD) encargó a un grupo de científicos la tarea de estudiar el nivel de desarrollo de la provincia al norte de China. En 2012, el presidente Xi Jinping visitó Fuping, un barrio muy pobre situado en Hebei, para ver de primera mano las condiciones de vida de la población local.
Cuando las cámaras de televisión de la emisora nacional de China mostraron los caminos fangosos, las casas desmoronadas y la pobreza general en la que los ciudadanos se veían obligados a vivir, se encendió un gran debate nacional para poner remedio a la situación.
Además de ser pobre, la región de Hebei está muy contaminada. La industria pesada, especializada en la producción de acero y carbón, representó el 50% del PIB de la provincia en el año 2014. Además de liderar el crecimiento económico de Hebei, la industria pesada genera partículas PM 2,5, muy nocivas para los seres humanos a largo plazo.
Según un estudio de Greenpeace, en 2015, tres de las cinco ciudades con el mayor índice de PM 2,5 en el aire pertenecían a Hebei.
Al mismo tiempo, el gobierno central trata desde hace años de limitar el número de habitantes de la capital, que pasó de 15,34 millones en 2005 a 21,7 millones en 2015. Además, a raíz de la desaceleración de la economía china, y en particular de la producción de acero y carbón, Li Keqiang ha fijado el objetivo de crecimiento del PIB de china para el año 2016 en 6,5%, el porcentaje más bajo desde 1991.
Bajo la presión de reducir la contaminación y adaptarse a una nueva economía que no sólo sea impulsada por la producción industrial, sino por el consumo interno, el gobierno chino tiene la posibilidad de transformar la región de Hebei y, al mismo tiempo, reducir la congestión en la capital. La nueva región vinculará los centros de investigación y desarrollo ubicados en Beijing con el puerto de Tianjin y con la zona interior de Hebei, lo que facilitará la cooperación entre las tres áreas.
En 2017 la sede del gobierno central se trasladará de Beijing a Tongzhou
El gobierno central ha tratado de crear un sistema comercial y administrativo para redistribuir de manera eficaz la riqueza a la población. En julio de 2015, Beijing anunció un plan que prevé el traslado de las principales sedes de gobierno desde el centro de la ciudad a las afueras de Tongzhou.
El plan es que Tongzhou, una extensión de campo dedicada a la producción agrícola hasta el año 2004, se convierta en el centro administrativo de Beijing, uniendo directamente la capital con Tianjin y Hebei. Se construirá una nueva ciudad, incluyendo un estadio con capacidad para 30 mil personas, y contará con una amplia gama de servicios, desde escuelas a hospitales. El proyecto se completará en 2017, y se espera que el 15% de los actuales residentes de la capital se mude a Tongzhou, llevando consigo dinero e inversiones para acelerar el proceso de crecimiento económico de esta zona.
En Hugezhuang, cerca de Tongzhou, se han demolido muchas casas en ruinas para construir un teatro, un estadio, un hospital, escuelas y una estación de tren. El gobierno ha resarcido a los habitantes de la zona con nuevos apartamentos. La población ha acogido con alegría la revitalización de la zona, que pasará a ser centro administrativo del país.
Reforma del Hukou
Definido como permiso de residencia permanente, el hukou es un documento fundamental emitido a cada ciudadano chino al nacer y que permite a la persona tener acceso a los servicios, incluyendo la educación y la asistencia sanitaria en su ciudad de origen, así como en una ciudad distinta si lleva un tiempo residiendo en ella.
El sistema hukou ha reforzado las diferencias regionales, aunque se teme que, una vez eliminados los obstáculos para los desplazamientos dentro del país, los ciudadanos se dirijan en masa a las ciudades más ricas, deteriorando la calidad de los servicios.
Hasta ahora, la reforma del hukou no forma parte del proyecto de desarrollo de la zona Jing-Jin-Ji, y muchos expertos se preguntan si este no será uno de los principales impedimentos para el éxito del plan de desarrollo.
Según Li Chang, profesor de la UIBE de Beijing, «coordinar las industrias y la infraestructura regional fue relativamente fácil, pero los empleados no estarán dispuestos a trasladarse a zonas donde no puedan disfrutar de los mismos servicios ofrecidos a los ciudadanos locales. Sólo cuando Beijing promueva la reforma del hukou, se podrá llevar a cabo el plan de desarrollo regional».
Resultados y desafíos futuros del proyecto Jing-Jin-Ji
Tan sólo dos años después de su propuesta, el plan Jing-Jin-Ji ya ha experimentado cambios y novedades importantes: se trasladaron 22 industrias bioquímicas desde Beijing a Cangzhou, Hebei; hay 865 proyectos comerciales en construcción en Tianjin y otros 6.431 proyectos en Hebei, con una inversión total de 124 millones de dólares.
El tráfico de la estación sur en Beijing al aeropuerto de Tianjin es ahora factible en menos de una hora. La conexión en tren de alta velocidad entre Beijing y Tianjin ha reducido el tiempo de viaje de tres horas a 30 minutos, y se han eliminado los costes de peaje dentro de las tres áreas. Beijing está construyendo un segundo aeropuerto cerca de Daxing, zona suburbana situada al sureste de la capital y en 2025, cerca de 72 millones de pasajeros pasarán al año por este nuevo aeropuerto.
Gracias a la reducción del uso del carbón como fuente de energía, se estima que en 2017 la concentración de PM 2,5 en la zona donde se levantará Jing-Jin-Ji se reducirá a 70 microgramos por metro cúbico, un 25% menos que en 2015. Para una mejor conexión, Beijing ha previsto la construcción de líneas ferroviarias de alta velocidad. En 2020 se construirán ocho nuevas líneas a las que se añadirán otras 16 para el año 2050. El gobierno también construirá unos 940 kilómetros de carreteras que unirán once ciudades en Hebei y dos distritos en Tianjin.
Jing-Jin-Ji ya produce el 10% del PIB de China y el 6% de la población reside en esta zona. Estos datos le han permitido superar al delta del río de las Perlas en términos de productividad y estar a punto de alcanzar a la zona del Yangtsé. Sin embargo, la falta de importantes ventajas económicas y estructurales, ya presentes en ambas zonas del sur de China, causará problemas considerables en el futuro al municipio de Beijing.
En teoría, una aglomeración urbana se compone de un determinado número de ciudades de pequeño o mediano tamaño que giran en torno a una ciudad importante. Sin embargo, una súper aglomeración urbana como la que se construirá al norte del país necesitará más centros económicos capaces de administrar el desarrollo económico y de infraestructuras de la zona en cuestión.
A lo largo de décadas de desarrollo e integración, muchas ciudades de segundo nivel han surgido en las zonas del DFP y DFA, como Hangzhou y Suzhou, cerca de Shanghai o Foshan y Dongguan cerca de Guangzhou y Shenzhen. El PIB per cápita de estas ciudades satélite está ahora a la par con el de las grandes ciudades. En 2015, el PIB per cápita de Cantón era de 134 mil RMB, mientras que en Foshan ya era de 108 mil RMB. Mientras que el PIB per cápita de Shanghai fue de 103.000 RMB en 2015, Hangzhou registró en el mismo año 112.000 RMB per cápita, quedando por delante de Shanghai.
En Jing-Jin-Ji, Beijing es, con diferencia, la ciudad más importante y dominante desde todos los puntos de vista. Otras ciudades de la zona, sin contar a Tianjin, son en gran parte desconocidas e insignificantes en términos económicos. Cuanto más se desarrolla Beijing, más aumenta la brecha entre el centro y la periferia.
En 2015, el PIB per cápita de Beijing se situó en 106.000 RMB, mientras que la cercana Shijiazhuang, capital de Hebei, registró una cifra de 50.000 RMB. Esto significa que antes de poder lograr los resultados deseados, Beijing tendrá que emplear tiempo y dinero en salvar las diferencias existentes entre las ciudades dentro de Jing-Jin-Ji. La mayor parte de la población de Hebei sigue dedicándose a labores agrícolas y el gobierno lucha desde hace tiempo contra la falta de agua potable, la contaminación del aire y la corrupción de los funcionarios locales.
Beijing tendrá que coordinarse con los municipios de Tianjin y Hebei para promover un mejor flujo de conocimientos técnicos y expertos y, al mismo tiempo, aprovechar al máximo las ventajas de las tres zonas, incluyendo un sólido sistema bancario, un puerto internacional y mano de obra barata.
En resumen, el éxito del proyecto de Jing-Jin-Ji depende en gran medida de una planificación meticulosa y sistemática y de la ejecución de múltiples iniciativas del gobierno. Sólo cuando se aprovechen plenamente las ventajas de cada zona incluida en el proyecto, veremos el nacimiento del centro urbano más grande del mundo. La integración de las tres zonas requerirá una unificación de los servicios ofrecidos, principalmente la educación y la salud, pero los actuales residentes de Beijing no aceptarán tan fácilmente recortes en sus beneficios como resultado de un hipotético aumento de la población urbana.
Hola Alessandro. Es muy bueno tu articulo y me gusta mucho. Quisiera comunicarme con tigo directamente través de tu blog o correo electrónico para intercambiar información acerca de este proyecto, el cual quiero tomar como tema para un trabajo de investigación.
Este artículo es una traducción del artículo original escrito por Alessandro en italiano, si quieres comunicarte con el deberás ir a la página en italiano
conocer sobre los programas de desarreollo futuro,que aseguran un bello y grandioso futuro para china, es muy alegre, envidiable y estimulante para tomar ejemplo –adelante ¡¡¡ que no pare la maquina de desarrollo ni el entusiasmo de superacion del pueblo