Estudiar en una universidad china con la beca de estudio del Gobierno chino

Mi experiencia con la beca de estudio del Gobierno chino

Escribo este artículo desde Hangzhou, una hermosa ciudad situada en la costa este de China, no muy lejos de Shanghai. Este año ha sido mi primer año como estudiante en una universidad en China. En marzo pasado solicité una beca de estudio del Gobierno chino y ahora cuento los días para volver a casa en Italia para las vacaciones de verano.

La razón por la que elegí China para continuar mis estudios de postgrado es muy sencilla: Estudié en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, Facultad de Lenguas y Cultura Oriental, con la especialidad en China, por ello, venir aquí me pareció la forma más simple y directa de continuar mis estudios y profundizar en el conocimiento lingüístico y cultural aprendido en Venecia.

Me enteré de la existencia de esta beca hace un año, cuando ya estaba en China durante una de mis primeras estancias en la «Tierra Media». En 2016 había ganado mi primera beca,
la que ofrece cada año el Instituto Confucio, que me dio la oportunidad de estudiar mejor el idioma en Lanhzou, en la provincia de Gansu.

Si soy sincera, no estaba muy entusiasmada con las ciudad a la que habían decidido enviarme. Había esperado vivir el ambiente frenético de Shanghai, pero al bajar del avión, me enfrenté a una realidad un poco más atrasada y aún en evolución.

Logré sacar lo mejor de esta primera experiencia en China, pues no solo mejoré en el idioma (en ese momento mi nivel era bastante elemental), sino que también maduré la idea de seguir en China. Gracias a Lanzhou, me enamoré del país.

En la Universidad de Lanzhou conocí a muchos alumnos que estudiaban gracias a esta beca otorgada por el gobierno chino. ¿Por qué no intentarlo? Y aquí estoy en China para escribir sobre esta preciosa oportunidad.

Cómo me enteré de esta beca y cómo la solicité

Muchos estudiantes en Lanzhou me habían contado las ventajas de estudiar en China, como un dominio perfecto del idioma, el entorno internacional y la oportunidad de estudiar a expensas del gobierno chino, recibiendo 3.000 Yuan al mes.

Decidí intentarlo en el último momento. Las solicitudes de becas suelen abrirse a mediados de enero y terminan entre finales de marzo y principios de abril, pero cada universidad tiene sus propios plazos. Las universidades más prestigiosas como la Fudan de Shanghai o la Beida de Beijing suelen cerrar el plazo muy temprano, es decir, hacia finales de febrero. Esto limitó un poco la elección, ya que pensé en solicitar la beca en marzo.

China es un país muy grande, por lo que también tiene muchas universidades buenas: excluyendo a las más famosas, tenía bastante margen de elección.

Pasé largas tardes escudriñando los sitios web de cada universidad. Estaba muy confusa, pues no tenía las ideas claras.

Gracias a esa experiencia que me produjo migraña y ojos rojos por pasar demasiadas horas delante de una pantalla de ordenador, ahora puedo dar algunos consejos que podrían ser de utilidad a la hora de elegir la universidad china en la que emprender esta aventura. En primer lugar, debes centrarte en elegir la ciudad.

La elección de la ciudad es muy importante, casi más importante que la propia universidad, porque vivir durante un período prolongado en una ciudad, por ejemplo con un clima extremo o con un ambiente general que no te guste, podría convertir tu experiencia en China en una pesadilla, aunque esté entre las mejores universidades del mundo.

Tras mi experiencia en Lanzhou decidí buscar una ciudad más verde y «occidentalizada» que la capital de la provincia de Gansu, y el sureste de China me pareció perfecto: ciudades como Hangzhou, Suzhou o Nanjing están entre las más bellas, aunque no son tan célebres en Occidente como Shanghai y Beijing.

China es enorme, y la elección de la ciudad no se centra solo en los lugares turísticos más famosos, porque hay muchas otras ciudades que ofrecen un estilo de vida menos caótico y son igual de hermosas.

Tenía un amigo que se había enamorado de la ciudad de Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, y conocí a chicas que habían encontrado su lugar en Chengdu, en Sichuan, o a las que les encantaba Lanzhou.

Depende de gustos y de cómo sea para ti la “ciudad ideal” en la que vivir, así que infórmate bien de la geografía china y, si puedes, haz un viaje de exploración que te ayude en esta elección fundamental.

Tras elegir la ciudad, selecciona todas las universidades que ofrecen la beca. Te sugiero que busques las clasificaciones de las universidades chinas, no porque sea importante elegir la primera, sino para evitar las últimas.

A la hora de solicitar la beca, también puedes elegir varias universidades (yo seleccioné tres) y debes rellenar la solicitud a través de este sitio web, en el que también es posible ver los programas y másters ofrecidos por las diferentes universidades participantes en el programa de becas.

Cada universidad tiene sus propias reglas para la selección de estudiantes, por lo que es recomendable inspeccionar bien la sección “scholarship” del sitio web de la universidad elegida.

Al elegir la universidad, comenzó otro calvario: recopilar y enviar todos los documentos necesarios. Como dije, debes crear una cuenta en el enlace de arriba y rellenar todas las solicitudes. Si deseas optar a más de una universidad, debes crear varias cuentas diferentes con sus direcciones de correo electrónico correspondientes.

La solicitud que debes rellenar en el sitio web de la beca debe incluir todos los documentos necesarios que generalmente son: el título universitario o, si aún no está disponible, la lista de asignaturas superadas, dos cartas de recomendación escritas por tus profesores, certificados de idioma chino, un certificado médico que acredite tu buen estado de salud (puedes descargar en Internet el que solicitan las autoridades chinas y que lo rellene un médico en inglés) y un “study plan”, que es una especie de carta de motivación, es decir, un texto con los objetivos logrados y los que esperas conseguir, y por qué quieres estudiar en China.

Creo que este último es el punto más importante y el que decidirá si te admiten o no. Puedes escribirlo en inglés o en chino, y te aconsejo que tengas mucho cuidado al escribirlo tanto en forma como en contenido.

Cuando hayas cargado todos estos documentos, también debes descargar el formulario de beca disponible en el mismo sitio web.

Tras rellenarlo online, tendrás que solicitar admisión en las universidades preseleccionadas. Como dije antes, cada universidad tiene sus propias reglas, algunas requieren los mismos documentos que enviaste online, otras un ensayo adicional para evaluar las competencias de cada candidato para el máster elegido.

Algunas universidades aceptan el envío de documentos por correo electrónico, pero la mayoría requerirá que envíes varias copias de los documentos en papel. Recuerdo esos días al filo de la navaja, pues envié todos los documentos justo antes de que expirara el plazo.

Mi llegada a Hangzhou

Y así fue como a finales de julio de 2017 obtuve la beca en la China Academy of Art de Hangzhou, una de las academias de arte más prestigiosas de China.

El correo electrónico de aceptación llegó muy tarde y los documentos para solicitar el visado llegaron a finales de agosto: tuve que correr otra vez para tener el visado a tiempo y prepararme para partir a mediados de septiembre.

Y así, sin dejar de correr, aterricé en septiembre en Hangzhou: todo fue muy rápido y caótico antes de la partida, y todos mis amigos me preguntaban por qué había decidido irme durante 4 años a China.

4 años es una eternidad, pensé al recibir la respuesta de la universidad: me habían dado el programa de tres años de máster más uno de chino porque todavía no había superado el examen HSK 5, es decir, el nivel C1 de chino requerido para iniciar el máster.

Muchas universidades tienen un año de idioma chino antes del máster, y no me sorprende, pues conozco a muchos estudiantes que han venido a China para realizar un máster sin ningún conocimiento del idioma.

Así que este ha sido mi primer año de chino, durante el cual he podido orientarme mejor dentro de la universidad y comprender su organización. Ha sido el llamado “año de adaptación”, muy valioso para mí a pesar de las múltiples dificultades.

Mi primer mes en Hangzhou lo pasé en oficinas: es muy importante ir a la comisaría de policía para solicitar un permiso de residencia, y es esencial pasar un examen médico que certifique tu estado de salud.

En China tienes que apañártelas solo. No puedo imaginar cómo lo pasarán los pobres que lleguen sin saber hablar una palabra de chino para sacar una tarjeta de débito o activar la tarjeta sim del teléfono. En ese caso, sugiero que hagas los trámites con la ayuda de un nativo o de un amigo que ya conozca el idioma, o perderás la mayor parte del tiempo tratando de descifrar qué grita la tipa del banco con expresión aturdida.

Para recibir el dinero de la beca debes tener una tarjeta de débito, y cada universidad tiene sus propias normas: algunas tienen bancos afiliados, otras te dan directamente una tarjeta de débito para activarla. En cualquier caso, esa será la tarjeta donde todos los meses recibas el dinero de la beca. La beca tipo A ofrece 3.000 Yuan al mes, cubre seguro médico, tasas de matrícula y alojamiento en una habitación, generalmente compartida con otra persona, en la residencia de la universidad. No está mal, ¿verdad?

Tuve mucha suerte con mi residencia: baño privado, habitación espaciosa y ubicación céntrica. Curiosamente, las residencias reservadas para estudiantes extranjeros suelen ser mucho mejores que las de los estudiantes chinos, pero puede ser que no tengas tanta suerte, pues en muchas residencias en China se comparte habitación y ducha con más de una persona.

Si no te gusta la idea de vivir en una habitación doble, puedes pagar un poco más para tener una habitación privada: con la beca pagué mi habitación individual a mitad de precio, y dada la ubicación céntrica de mi universidad y el precio real del alquiler, me salió bastante bien.

Cómo funciona un máster en China

Para un occidental, ir a vivir a China significa adaptarse y, al principio, no es fácil. Como en todos los lugares nuevos, hay que explorar mucho y, a veces, encontrar un simple supermercado parece una empresa heroica sin precedentes

Muchos de mis compañeros de clase vinieron sin saber hablar chino, y hay que superar la barrera del idioma, sobre todo para poder comer. Por suerte, yo ya tenía experiencia en China y el comienzo de mi vida en Hangzhou no me provocó un shock cultural tan fuerte, pero tuve dificultades, sobre todo para entender cómo funcionaban mi universidad y mi máster.

Por desgracia, las oficinas de la universidad no me han sido muy útiles, pero he recibido excelentes consejos de estudiantes que tenían mucha más experiencia que yo en esa universidad.

La primera regla para sobrevivir en una universidad china es ser paciente, tardarás en entender cómo funciona el sistema y el secreto está en no darse por vencido. Cada universidad tiene sus propias normas y está estructurada de manera diferente, y la mía me deja suficiente libertad en la elección de los cursos y clases a seguir, es decir, las llamadas asignaturas optativas.

Además de las optativas y las asignaturas de primer año de chino, también tendrás asignaturas obligatorias que deberás cursar para graduarte. Suelen ser de cultura china o nivel avanzado de chino.

El próximo año tendré que planificar mi plan de estudios junto a mi 导师, es decir, el supervisor: cada estudiante extranjero tiene su propio supervisor, es decir, un profesor que te seguirá durante el recorrido.

En el primer año de chino es muy importante la asistencia, ya que los estudiantes con becas que tengan demasiadas faltas pueden ser expulsados o en el mejor de los casos, obtener peores calificaciones.

Tras el primer año de chino, los estudiantes deben aprobar el examen HSK 4. Para quienes acaban de empezar, puede parecer imposible alcanzar un nivel B2 de chino en menos de un año, pero puedo asegurar que he visto a personas hacer avances increíbles: clases 5 días a la semana, de la mañana a la noche, en un país donde rara vez conoces a alguien que hable inglés te hará aprobar ese tipo de examen con los ojos cerrados.

Pero debo ser sincera: la idea de que el año que viene empezaré un máster de historia del arte en chino me asusta un poco. Todas las clases son en chino, e incluso los documentos a entregar al final de cada curso deberán escribirse en chino, excepto en raras ocasiones en que los profesores también aceptan textos escritos en inglés por estudiantes extranjeros. Compartí mi preocupación con otros compañeros de clase y descubrí que no era la única y que lo que voy a hacer requiere compromiso, pero no es imposible.

En resumen para completar tus estudios en China debes terminar el primer año de chino superando el examen HSK 4. Luego debes asistir a todas las asignaturas obligatorias y elegir al menos seis optativas. Además de la tesis, debes aprobar el examen HSK 5 de chino para obtener el título.

Esto es para hacer el máster en chino, aunque en algunas universidades también es posible solicitar admisión para hacer un máster en inglés. El requisito esencial es, por supuesto, un certificado de idioma como IELTS o TOEFL.

Los máster en inglés tienen una estructura diferente. En primer lugar, las clases son impartidas por profesores internacionales o docentes chinos acompañados por traductores, y se ofrecen clases de chino, aunque no hay que aprobar ningún examen de idioma.

Los pros y contras de estudiar en China

Los dos primeros años en China te harán sentir como si estuvieras en la escuela: no puedes faltar mucho, hay que hacer tareas y si te sientes mal, tienes que llevar una justificación para faltar a las clases. Pero tras ese primer período, puedes caer en la situación inversa: demasiada libertad.

Tras los dos primeros años, las universidades chinas suelen dar a los estudiantes bastante libertad: no hay tantas asignaturas y puedes caer en la trampa del ocio. Es importante mantenerse activo, estar informado sobre todos los eventos organizados por la universidad y llevar a cabo tu investigación.

La libertad que otorga un máster en China es una espada de doble filo. El último año de máster, por ejemplo, no tienes asignaturas e incluso puedes volver a tu país para continuar y terminar tu tesis. Hacer un máster en China te ayuda a madurar en diversos aspectos, como en la organización del tiempo, algo esencial estés donde estés, sobre todo en China, ya que la universidad y los profesores pueden informarte en el último minuto de reuniones, clases o cambios de horario.

Debemos ser flexibles y organizados y tener mucha paciencia: estas son las tres palabras clave a tener en cuenta cuando vives en China.

Creo que el ambiente internacional es lo mejor de estudiar en China. Tuve oportunidad de conocer gente de todo el mundo, aprender sobre diferentes culturas y compararme con diferentes realidades. Desde un punto de vista personal, encontrarme en un país tan diferente al mío para estudiar supuso una excelente oportunidad.

No niego que a menudo te puedes sentir solo, lejos de tus raíces y de tu realidad. Hay días en que incluso comunicarte con las oficinas de la universidad parece imposible y ser capaz de organizar tu tiempo ante imprevistos te dará dolores de cabeza.

Con el tiempo, me di cuenta de que son problemas que ocurren en cualquier otro lugar del mundo, aunque en China se magnifiquen por las diferencias de idioma y culturales. La elección que tomé puede parecerle valiente a muchos, pero en realidad no lo es. Creo que es solo una cuestión de actitud y predisposición natural para enfrentarse a lo “nuevo” y lo “diferente”.

Recientemente asistí a la graduación de una amiga mía, también estudiante extranjera durante más de cuatro años en Hangzhou. Me parecía increíble que hubiera escrito y defendido su tesis en chino, la consideraba una especie de genio hasta que me dijo que cuando llegó aquí tenía mis mismos pensamientos y preocupaciones, y no creía en absoluto que pudiera graduarse con honores. Me alegré al verla con la toga y el birrete sonriendo junto con todos sus compañeros de clase y amigos chinos.

Hace poco, se volvió viral en todo el mundo el vídeo del discurso pronunciado en la ceremonia de graduación de un chico italiano (Carlo Dragonetti) en China, en el que hablaba frente a una audiencia de miles de personas en perfecto chino mandarín ironizando sobre los míticos “poderes del agua caliente”, llamados en chino 开水, como remedio considerado portentoso por los chinos para la cura de cualquier mal.

Escribí a este chico para felicitarle y pedirle consejo a raíz de su experiencia y el enorme esfuerzo que tuvo que hacer para lograr aquel objetivo codiciado y difícil. Dijo que no se imaginaba al principio ser capaz de hacerlo y que nunca había sido una persona particularmente estudiosa, pero logró alcanzar su objetivo. Me pregunto si el agua caliente, «panacea» de todos los males para los chinos, me ayudará a mí también a obtener un título en China.

Estudiar en China es, sin duda, un logro sorprendente, y supone, para quien quiera asumirlo, la necesidad de hacer un pequeño sacrificio, además de un espíritu de adaptación, pero también es una vivencia magnífica para el crecimiento personal y ofrece gran cantidad de experiencias interculturales.

Solo me queda desear buena suerte y dar la bienvenida a todos los estudiantes italianos y no italianos que quieran vivir esta fantástica experiencia de estudio y vida: 加油!

Biografía

Me llamo Camilla y soy una estudiante de 23 años que vive en China desde hace dos. Antes de terminar mis estudios en idiomas, sociedades y culturas de Asia y de África mediaterránea en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, viví un año en Lanzhou, en la región de Gansu, para mejorar mi chino.

Tras esta increíble experiencia, decidí solicitar la beca del gobierno chino. Actualmente estoy en Hangzhou, en la China Academy of Art para hacer un máster en historia del arte. Con una maleta y la cámara en la mano, siempre estoy lista para viajar a China, Asia o donde sea.

Apasionada del arte, la fotografía y los viajes, cuento en mi blog «Per Quel Che Ne So Io» las aventuras entre China e Italia, las dificultades y las grandes enseñanzas recibidas al estar en contacto con culturas tan diferentes a la mía.

Photo Credits: Photos by Camilla Fatticcioni

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