Recibimos y publicamos este artículo escrito por Antonella Moretti, bloguera y escritora. Autora de la novela «Parsley & Coriander: Life in China with Italian flavour«.
Vivo en China desde hace seis años y, en la comunidad italiana de mi ciudad, me consideran una veterana. Durante este tiempo he pasado todas las fases de los expatriados, he sido testigo de cambios increíbles en la ciudad donde vivo, incluso he empezado a comprar de forma autónoma en Taobao y a pedir comida en Elema.
Pero al principio no fue así. Cuando pienso en cómo era cuando llegué por primera vez a Suzhou…
¿Qué consejo me gustaría daros a quienes, como Maia, la protagonista de mi libro, llegan a China un poco perdidos, jóvenes y sin experiencia? ¿Qué cosas no deben subestimarse cuando se vive en un país como este? ¡Vamos a verlas en detalle!
1. Las diferencias culturales
Parece un consejo trivial, ¡todos sabemos que la cultura china es diferente a la europea! Pero el choque inicial puede ser muy difícil.
Por ejemplo, puedes enfadarte cuando, en el transcurso de una discusión, se rían en tu cara. En realidad es su forma de mostrar vergüenza. Tu exuberancia latina puede venirse abajo ante la compostura china: el sentido del humor es muy diferente, por lo general aquí a nadie le gustan las bromas ruidosas y un tanto chocantes que tanto nos divierten cuando estamos en grupo.
¿Y qué hay de la diferente consideración de los buenos modales? Escupir ruidosamente en la calle no se considera inapropiado, así como eructar al comer o masticar con la boca abierta. ¿Qué hacer? No vale la pena tomárselo como algo personal si alguien se te cuela o te empuja en el metro para ocupar el último asiento libre.
Ayuda investigar las causas históricas y culturales que subyacen a ciertos comportamientos y entrenar la “inteligencia cultural” con paciencia, respeto y tolerancia.
2. El bloqueo de internet
Maia, la protagonista de “L’Inquietudine del Drago”, llega a China sin informarse y se encuentra aislada de la World Wide Web como la conocemos: el mapa de su teléfono no funciona, no se le descarga el correo, e incluso llamar a su madre por Whatsapp se convierte en un problema.
La triste realidad es que muchas de las aplicaciones maravillosas que utilizamos en occidente en China no funcionan. Por lo que si deseas seguir comunicado con amigos y familiares (y usar tus redes sociales favoritas) la alternativa consiste en instalar una VPN antes de llegar a China. También puedes crearte una cuenta de WeChat (y hacer que tus amigos y familiares con quienes quieras estar en contacto lo hagan también.
3. El inglés no bastará para hacerte entender
No te hagas ilusiones: aunque la situación mejora un poco en las grandes ciudades, el inglés no está muy extendido en China. Si no sabes hablar chino y no tienes intención (ni tiempo) de estudiarlo, la alternativa es buscar un buen traductor automático que, en primer lugar, funcione en China y te permita traducir fotos, capturas de pantalla de teléfonos y grabaciones. Yo uso Baidu Translator y me va bien.
4. Tu chino no bastará para hacerte entender
¿Has estudiado chino durante años tu país y crees que te irá bien? Tal vez así sea… pero no te frustres si, al tomar el primer taxi desde el aeropuerto para ir a tu nuevo hogar en China, no logras hacerte entender, y mucho menos comprender lo que te dice el conductor del taxi. Sucede mucho más a menudo de lo que imaginas.
El hecho es que estudiar un idioma en los libros y ponerlo en práctica en contexto son dos cosas muy diferentes, sobre todo en China, donde hay cientos de dialectos y acentos diferentes. Incluso a los chinos les cuesta entenderse cuando proceden de diferentes provincias, y a menudo usan los caracteres (los dibujan en la mano o en el aire mientras hablan) para aclarar su discurso.
5. El coste de la vida
¿Estás convencido de que China es un país low cost? ¡Pues depende! Si necesitas un capuchino en el bar para vivir, una pizza y una buena copa de vino, se te acabará pronto el dinero. Sin mencionar los alquileres, que en muchas de las grandes ciudades son muy elevados. Además, el coste de la vida también está aumentando mucho para los productos chinos de uso diario.
Para vivir con poco, tendrás que adaptarte y comer como ellos, renunciar a alimentos importados y restaurantes extranjeros, vivir en zonas periféricas o compartir habitación con alguien y aprender a comprar en línea en Taobao, donde sigue habiendo muchas ofertas convenientes. Si quieres hacerte una idea de los costes, consulta esta tabla de precios en las principales ciudades chinas.
6. La contaminación
Lamentablemente no es una leyenda urbana. Aunque la situación está mejorando mucho, hay ocasiones en que el smog hace que todo se vuelva gris y ni siquiera pueda verse el edificio de enfrente. ¿Cómo aguantarlo? Hay varias formas de defenderse de la niebla tóxica.
En casa puedes usar un purificador para que al menos en tu apartamento disfrutes de una buena calidad del aire. En los días de mayor contaminación, es mejor no practicar deportes al aire libre y quedarse en casa tanto como sea posible. Si tienes que salir, usa una máscara adecuada contra las partículas PM 2,5 (no todas las máscaras son igualmente efectivas).
Muchos extranjeros instalan una aplicación que mide el AQI, el índice de calidad del aire, por minuto, pero ten cuidado, pues la necesidad de comprobar los datos continuamente puede convertirse en una manía. También puedes probar a dejar de preocuparte por la contaminación y disfrutar de tu estancia en China sin obsesionarte con la salud.
7. Los “malos días en China”
Aunque marches lleno de entusiasmo, sin saber por qué, tarde o temprano te enfrentarás a uno de los llamados «malos días en China», esos días en los que simplemente quieres romper en pedazos tu preciado visado chino y huir. No te preocupes, nos pasa a todos. Es parte del juego.
Los expertos llaman a esta etapa de la vida expatriada “la frustración”, cuando la emoción de vivir en el extranjero comienza a disminuir y empiezas a notar esas pequeñas cosas que te molestan.
La siguiente fase es la aceptación: poco a poco encuentras tu lugar en el país de acogida y aceptas la diversidad cultural, sin intentar cambiar lo que no te gusta, sin enfadarte, sabiendo que los momentos de desesperación regresarán, pero habrá muchos otros emocionantes.
8. La multitud y las aglomeraciones
Si el festival del espárrago o el Carnaval te parecían atestados de gente, debes saber que lo que en Europa se llama “aglomeración” no tiene ni punto de comparación con la marabunta de personas que encontrarás en China.
Entrar en el metro por la mañana puede ser una odisea, sobre todo si tienes que dejar pasar un tren tras otro porque ni siquiera cabe una sardina en lata. Si encuentras un trabajo en una empresa china, lo más probable es que tus únicos días festivos sean los mismos que los de millones de trabajadores chinos.
Prepárate para enfrentarte a trenes abarrotados, billetes agotados, tráfico, colas kilométricas, multitudes sin fin. ¿La única solución? Ármate de la paciencia que muestran los chinos cuando caminan por la gran muralla a ritmo de caracol junto con otros miles de compatriotas de vacaciones.
9. Las distancias
He llegado tarde innumerables veces por subestimar la distancia en un mapa, y perdido varios trenes por no darme cuenta de que para recorrer el tramo de la entrada al andén se tardaba diez minutos a la carrera. Lo mismo ocurre con las estaciones de metro o autobuses: todo en China es enorme.
Incluso los “compound”, los gigantes condominios formados por docenas de edificios, son un laberinto en el que podrías perderte para siempre. Y si vives en el piso treinta, considera que te llevará tiempo llamar al ascensor y recorrer la distancia. ¿La solución? Ármate de paciencia y ve siempre con mucha antelación.
La salud
Siempre esperamos estar bien, pero ¿qué pasa si enfermas en China o, peor aún, tienes un accidente? Nunca se debe subestimar la cobertura de un seguro sanitario porque en China los costes hospitalarios pueden ser muy altos, sobre todo en clínicas privadas donde se habla inglés.
Biografía
Antonella Moretti llegó a Suzhou en 2012 con su esposo e hijos. Ex contable, se dedica a la escritura desde que vive en el Imperio Celeste. Es la autora de la novela «Parsley & Coriander: Life in China with Italian flavour«..
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