La palabra china que se utiliza para indicar el arte que llamamos caligrafía es shūfǎ (书法); compuesta de shū (书), que significa libro, carta, documento y por extensión, la escritura (aunque para la palabra escribir hay un carácter específico: xiě, 写), y de fǎ (法) que significa ley y/o regla.
Del análisis de la composición semántica de esta palabra bisilábica, por tanto, se puede inferir que el concepto que abarca sería algo así como “las reglas de escritura”, en una palabra: la sintaxis.
De hecho, esta forma de escribir con tinta y pincel tiene la categoría de un auténtico arte, ya que va mucho más allá de la mera aplicación de reglas sintácticas, pues trata principalmente de la investigación y el consecuente desarrollo estético tanto del carácter como de la composición.
Es por eso que la palabra que mejor se adapta a su traducción es caligrafía.
La palabra caligrafía proviene del griego Kalligraphia, y está formada por el prefijo «Kallos», que significa belleza y el sufijo «graphia», que significa escribir. Se deduce entonces que se define como el arte de la bella escritura.
De la etimología del término queda patente que la civilización griega ya prestaba atención a la estética de la escritura y que se consideraba una forma de arte a la capacidad de trazar caracteres con un perfil que fuera a la vez comprensible y agradable a la vista.
Hasta hace no muchos años, la caligrafía se enseñaba en nuestras escuelas primarias donde, hasta los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, se exigía a los estudiantes que rellenaran páginas y páginas de mayúsculas y minúsculas, tanto en letras de molde como en cursiva, para perfeccionar su sentido estético.
La era moderna ha acabado con estas prácticas, principalmente porque rara vez hay que escribir manualmente al confiar al teclado, y no a la pluma, nuestros pensamientos.
Las cartas en papel han sido reemplazadas por correos electrónicos y los manuscritos de novelistas y poetas son ahora una reliquia de museo.
Sin embargo, como sucede a menudo, en los últimos años ha habido una revalorización del pasado, surgiendo numerosos cursos de caligrafía que enseñan los cánones estéticos de la escritura a mano para adornar tarjetas de felicitación o regalo para ocasiones especiales como bodas, funerales, diplomas, mayoría de edad; o escribir pergaminos de graduación y otros documentos oficiales de alto rango.
El arte de la caligrafía ha logrado salvarse gracias no solo al encanto que emana como forma estética, sino también como una proyección externa de la persona que escribe, sin la mediación de una simple máquina.
Debido a que, excepto tal vez algunas tribus amazónicas, todas las civilizaciones han desarrollado su propia forma de lenguaje escrito, la caligrafía tiene carácter universal. Sin embargo, en China ha experimentado un desarrollo increíble y ha disfrutado, y aún disfruta, de una consideración sin igual en ningún otro país del mundo.
La caligrafía en China
No es una exageración afirmar que el pueblo chino tiene un vínculo inquebrantable con la caligrafía.
La primera fotografía del recién nacido en el álbum familiar muestra las felicitaciones escritas por los familiares con pincel y tinta. Cuando uno se casa, el ajuar de bodas está bordado con palabras de buen augurio en estilo caligráfico. En los cumpleaños, se pone en la casa un cuadro con el carácter que significa longevidad (寿) escrito en estilo caligráfico y, al morir, el epitafio de la tumba lo escribe un calígrafo.
Durante los festivales más importantes se exhiben en los hogares y se regalan a familiares lemas y frases escritas en caligrafía. En tiendas de té, jardines e incluso en las paredes y en las puertas de entrada de la ciudad hay frases y palabras escritas por calígrafos de mayor o menor fama.
Un ejemplo de ello es la Puerta de la Paz Celestial en la Plaza de Tian’anmen en Beijing, con la inscripción que acompaña al cartel gigante de Mao.
Los caracteres de estilo caligráfico se utilizan para adornar muchas cosas, desde menús de restaurantes a tarjetas de visita y catálogos comerciales.
Incluso se contrata a calígrafos para definir la forma de los caracteres en letreros luminosos de comercios o publicidad.
Los pintores famosos, tanto en el pasado como en la actualidad, firman sus pinturas en estilo caligráfico o añaden la escritura de famosos calígrafos para embellecer la obra y lograr más matices de significado.
Este desarrollo del arte de la caligrafía en la cultura china sobre otras culturas se debe a varios factores, no siempre claros y definidos.
En mi opinión los principales factores se encuentran en el uso de morfogramas que deben ser claros y bien definidos para su comprensión, y requieren que las proporciones se cumplan estrictamente, de lo contrario no se puede averiguar qué carácter representan los distintos radicales.
Además, los morfogramas de la lengua china escrita se cuentan por miles en comparación con las letras que componen nuestro alfabeto y muchos de ellos (especialmente antes de la simplificación adoptada por el gobierno chino en los años 50) son muy complicados y requieren cierta práctica y habilidad.
Algunas personas encuentran razones más metafísicas, como Zong Jianye, que en su libro escrito para la «Foreign Languages Press» ofrece una explicación según la cual «el uso del pincel alude a la suavidad del paisaje en China y a la actividad agraria de su pueblo, a diferencia de la pluma que representa las extensiones secas y desoladas de los países del Mediterráneo».
Sean cuales sean los motivos, más racionales o impregnados de orgullo nacional, es en mi opinión innegable que la actitud desarrollada por los chinos durante miles de años es perfectamente compatible con la práctica de la caligrafía.
Para aclarar esta afirmación, me remito a una cita de Guo Moruo (1892-1977), poeta, dramaturgo, calígrafo e historiador que presidió la Academia China de las Ciencias:
«Enseñar caligrafía a los estudiantes no significa que queramos que todos se conviertan en calígrafos. Queremos que aprendan a escribir los caracteres según las reglas, correctamente, de forma limpia y comprensible. El cultivo de esta pasión tiene sus ventajas: se anima a la gente a prestar atención, a concentrar su voluntad en el trabajo manual y a aumentar su consideración hacia ellos mismos y otras personas.
Trabajar con prisas y sin prestar atención genera problemas. La práctica de la caligrafía ayuda a evitar estos malos hábitos «.
Creo que la razón por la que se sigue enseñando caligrafía en las escuelas primarias chinas y por la que goza de tan alta estima en el país, se encuentra en los conceptos expresados en este pensamiento.
La caligrafía y la historia
Los primeros caracteres que sirvieron de embrión para el desarrollo de la escritura en China, según los datos que barajan los historiadores en la actualidad, datan de hace aproximadamente 5.000-7.000 años, durante el periodo de la cultura Yangshao que se desarrolló en la actual provincia de Henan.
Se cree que las formas geométricas presentes en la decoración de la cerámica son la forma más antigua de escritura de China.
Por desgracia, a este sigue un período de unos 2.000 o 3.000 años en los cuales no hay noticias, debido a la ausencia de hallazgos (por el momento), que puedan permitir comprender la evolución en este largo período de tiempo de esta forma embrionaria de escritura, su función y uso.
Los morfogramas reaparecen durante la dinastía Shang (1600-1046 a.C.) en inscripciones en caparazones de tortuga y huesos de ganado utilizadas con fines adivinatorios.
A diferencia de las inscripciones anteriores, en la frontera entre el diseño puro y duro y la escritura, estas constituyen claramente una forma organizada y establecida de lengua escrita.
El cuidado por las proporciones y dimensiones de los caracteres y la atención puesta en la armoniosa simetría tanto del carácter como de la composición entera, indican que no solo se buscaba la expresividad semántica, sino también la artística.
Más tarde se han encontrado inscripciones en objetos de bronce como jarras y espadas que se remontan al periodo de la lucha de reinos (475-221 a.C.) y muestran una evolución hacia una mayor estandarización en su regularidad y estructura.
Algunos de estos hallazgos (los más significativos) se encuentran expuestos en el Museo de Historia de Shanghai, situado en la céntrica Plaza del Pueblo y de entrada gratuita, que dedica un pabellón entero a la caligrafía.
Ten en cuenta que el uso de estas inscripciones para prácticas adivinatorias y en las espadas de reyes o grandes líderes muestra la gran importancia que se atribuye a la escritura desde la antigüedad.
Tras la unificación histórica de China, que tuvo lugar en el año 221 a.C. a manos del reino de Qin, hubo una explosión en el uso y desarrollo de la escritura que se volvió esencial para apoyar la estructura burocrática necesaria para la gestión de un gran imperio.
El que se considera el primer calígrafo en la historia china es, de hecho, Li Si, el primer ministro de Qin, que murió en el 208 a.C. a solo 13 años de la unificación.
Sus caracteres se convirtieron en la escritura oficial (oficial script) del imperio, pues sus composiciones fueron utilizadas en sellos oficiales imperiales y los documentos empleados para validar las órdenes en las provincias cercanas y lejanas.
A partir de esta escritura oficial, se desarrollaron otros estilos de escritura, como la cursiva en diferentes formas (running cursive y cursive hand) de las que hace unos 1.300 años (en el siglo VII d.C.) se desarrolló la escritura formal (regular script), que es la llamada escritura tradicional, usada hasta los años 50 cuando el gobierno introdujo el chino simplificado.
El chino tradicional aún se utiliza en algunos lugares como en Taiwan, Hong Kong y Macao.
El arte y sus principios
Los cuatro tesoros
Todo literato a lo largo de la historia de China debía poseer las herramientas para escribir a fin de prepararse para los exámenes del estado que, durante 1.300 años (hasta su abolición en 1906), representaban la única posibilidad de acceso a la función pública en todos los niveles para lograr poder y éxito personal.
Estas herramientas, por tanto, se consideraron (y algunas aún lo son) verdaderos tesoros esenciales para el enriquecimiento tanto moral como material.
Estos objetos también tienen un gran atractivo estético intrínseco y están disponibles en varios tamaños y formas, aún usados como piezas de valor real para dar un toque de distinción a la decoración del hogar, teniendo en muchos casos un precio considerable.
Los cuatro tesoros del estudio en la cultura china se identifican con las herramientas de la caligrafía: el pincel, el papel, la tinta y la piedra para la tinta.
El pincel
Los primeros usos documentados del pincel datan de hace unos 6.000 años, pero es solo a partir del siglo IV cuando comienzan las grandes mejoras en sus características que llegan hasta nuestros días.
Hay numerosos tipos de pincel que se pueden dividir en tres categorías principales: pinceles de fibras rígidas, de fibras suaves y de fibras mixtas, cada uno de los cuales puede dividirse en pinceles de punta larga, media o corta.
El cepillo está hecho de pelo de distintos animales, como liebre, comadreja, ciervos o cerdo para los de fibra rígida; pelo de cabra o pluma de pollo para los de fibra suave; y una mezcla en los de fibra mixta, con parte rígida interior y parte suave exterior.
Los tipos de pelo animal mencionados confieren al pincel la capilaridad necesaria, permitiendo un flujo regular y continuo de tinta hacia la punta.
En el pasado se utilizaron también cabellos del propio hijo recién nacido como cerdas del pincel, que luego se le entregaba a una edad más madura como signo de buen augurio para su carrera de estudiante.
Las principales características que debe tener un buen pincel para caligrafía son cuatro:
- La punta del pincel debe ser lo suficientemente flexible para mostrar ligeros cambios en el trazo;
- La parte final del pincel debe volver a la posición inicial cuando se pliega bajo la presión de la mano al escribir;
- Las cerdas debe tener una forma cónica para que puedan moverse y cambiar de dirección sin problema;
- Debe mantener sus características de elasticidad y suavidad durante mucho tiempo.
En el mercado hoy en día hay cientos de pinceles diferentes a precios muy variados que van desde 3 a miles de Yuan.
Por mi experiencia, es posible obtener buenos resultados con un pincel de fibras mixtas por un precio de al menos 70 Yuan, pues los pinceles muy baratos a duras penas cumplirán las cuatro características mencionadas, haciendo que el trabajo sea mucho más difícil (si no imposible), y que el resultado no esté a la altura de las posibilidades reales.
El papel
El papel es uno de los cuatro grandes inventos de China, junto con la pólvora, la imprenta y la brújula.
Fue inventado en el siglo II por Cai Lun y perfeccionado por su discípulo Kong Dan, que utilizó corteza de árbol para crear un papel suave y duradero, cuyas características fundamentales son muy similares a las del papel actual.
El papel más utilizado por calígrafos de todas las épocas es del tipo denominado Xuan, que toma su nombre de su región de origen: Xuancheng, en la provincia de Anhui.
Se sigue produciendo según la antigua receta mediante la mezcla de fibras de una especie indígena de olmo y de la paja procedente de la planta de arroz para obtener un papel de filigrana particular, de finas redes verticales y horizontales entrelazadas.
Tiene la peculiaridad de ser blanco, suave, delicado pero fuerte y resistente a los insectos, retiene el color durante mucho tiempo y, gracias a su capacidad absorbente, permite obtener trazos de diferentes tonos de color en función de la velocidad con la que se mueve el pincel.
Hay no menos de 60 tipos diferentes de este papel especial. Para los principiantes, es mejor uno menos costoso pero con buenas características como el maobian zhi (elaborado a partir de pulpa de bambú) o el yuanshu zhi.
También se puede utilizar otro tipo de papel; lo importante es que tenga buena capacidad absorbente y no sea resistente al agua, como el que se usa para impresoras y copiadoras.
Hay otra clase de papel, el llamado «papel mágico» o shuixie zhi (literalmente papel para la escritura al agua) que permite escribir mojando el pincel en agua. En este caso, los caracteres desaparecen en unos minutos, cuando el agua se seca.
Para la práctica de principiantes, existen hojas marcadas con líneas y cuadros para ayudar a respetar las proporciones e incluso hojas (no demasiado comunes a decir verdad), con los caracteres escritos que los estudiantes deben repasar.
La tinta
La tinta que se utiliza tradicionalmente se obtiene frotando un pequeño listón de tinta de forma redonda o rectangular sobre una piedra especial con agua.
Este pequeño listón se puede obtener a partir de aceite de madera (Tung oil), carbón u hollín de pino añadiendo cola animal y perfume.
El uso de este tipo de tinta está documentado desde hace 5.000-7.000 años, cuando se empleaba para decorar la cerámica.
Las características que, en cualquier caso, debe poseer una buena tinta son viscosidad y que no se desvanezca ni haga grumos al escribir, suponiendo que sabes dosificar en las proporciones adecuadas el polvo negro que se obtiene del roce con la piedra y el agua que se añade.
El proceso de raspado es muy importante para conseguir una tinta de buenas características: hay que mover el pequeño listón en la piedra lentamente y con un movimiento circular, presionando un poco. Ha de usarse agua limpia, que no sea agua caliente o té, y no en demasiada cantidad. De lo contrario, el listón de tinta puede romperse al impregnarse demasiado (si quieres producir más tinta, hazlo varias veces o toma una piedra más grande).
En tiempos modernos se han desarrollado otros tipos de tinta derivadas de la industria petroquímica y que son populares en la actualidad, debido a la fácil disponibilidad de las materias primas que la componen frente a las tradicionales y a su bajo coste.
Están ampliamente disponibles en el mercado en diversos tipos, en bote, líquida o ya diluida en agua para usar directamente, de forma más cómoda, rápida y fácil.
Se dividen principalmente en tres categorías que van desde el número uno, de mejor calidad, al número tres.
La calidad, también en este caso, se basa en el cumplimiento de las características ya descritas para la tinta sólida y en la fricción que cada tipo de tinta produce durante la escritura: la de baja calidad crea más fricción haciendo la pincelada menos fluida y el trabajo más difícil aunque sea difícil apreciar estas sutilezas en el caso de los principiantes, que deben mover el pincel de forma lenta.
A pesar de que la tinta embotellada es más práctica y fácil de usar, si te adentras en este arte, sentirás la necesidad de volver a sus orígenes. El ritual de raspar y diluir la tinta te ayudará a concentrarte y relajar mejor tu cuerpo y mente, condiciones esenciales para obtener buenos resultados.
La piedra para la tinta
Las primeras piedras para la tinta que se encuentran datan de 4.000 o 5.000 años a.C. y se utilizaron para obtener el color utilizado para pintar, sobre todo la cerámica.
Esta herramienta ha experimentado un gran desarrollo y popularidad desde el siglo III cuando la expansión de la escritura llegó a grandes sectores de la población.
No solo se usa piedra pura, sino también porcelana, bronce o hierro. Se han encontrado piedras para la tinta incluso de jade, utilizadas por reyes o funcionarios de alto rango.
Hoy en día se han convertido en objetos de colección, casi de culto, ya que gracias a su valiosa manufactura emanan un atractivo atemporal.
Como ya hemos mencionado, aunque hoy en día ya no son indispensables gracias a la aparición en el mercado de la tinta líquida, representan aún en el imaginario del pueblo chino un toque de distinción y una demostración de amor por su cultura milenaria.
Elementos básicos
Los elementos básicos a tener en cuenta en el desarrollo del arte caligráfico son el trazo, la estructura de los caracteres y su composición.
El trazo
Los caracteres de la escritura china se componen de varios tipos de trazos, que se pueden representar de diferentes maneras dependiendo del estilo de la caligrafía y el efecto deseado.
A continuación, daré unas breves instrucciones para la escritura formal de caracteres (regular script), pues:
- es la más utilizada;
- es la que se enseña en las escuelas chinas;
- es la que todos consideran la más adecuada para iniciarse.
Los trazos fundamentales presentes en todos los caracteres se enumeran a continuación.
El punto
El punto puede adoptar diversas formas y es uno de los más difíciles de lograr. Debes tener mucho cuidado al principio y al final del trazo y con la dirección de la punta.
Es necesario ejercer la presión adecuada en la punta del pincel, que debe variar rápidamente y sin vacilar dada la extrema brevedad del trazo.
El trazo horizontal
Para obtener un buen trazo horizontal debes empezar desde la izquierda con una ligera presión que se va soltando de forma gradual durante el movimiento hacia la derecha del pincel, para volver a aplicarla en la parte final.
El trazo no debe ser perfectamente horizontal. Suele tener una ligera tendencia ascendente.
El trazo vertical
El trazo se extiende desde la parte superior hacia abajo y la parte final puede ser puntiaguda o redondeada. También en este caso se parte con una ligera presión que debe liberarse en la parte central del trazo.
Para realizar un trazo en punta, el pincel debe elevarse rápidamente hacia el final, mientras que el trazo terminado en redondo se obtiene ejerciendo la misma presión del principio, y luego invirtiendo la dirección al final del trazo y levantando rápidamente el pincel.
En algunos casos el trazo no aparece perfectamente vertical; más bien se curva un poco hacia la izquierda.
El trazo descendente a la derecha
Este trazo suele ser sutil en la parte inicial y grueso, pero en punta en la parte final. Se obtiene con un movimiento suave del pincel que, en la parte final, debe presionarse con cierta fuerza para luego levantarlo enseguida mientras se continúa en la misma dirección.
El trazo descendente a la izquierda
Este trazo es grueso en la parte inicial y fino en la final.
Hay que tener cuidado al principio del trazo y ejercer una ligera presión sobre el pincel que se libera gradualmente a lo largo del trazo.
El trazo en gancho
Este trazo tiene muchas variantes y puede ser vertical, horizontal o curvo, presentando su característica principal en la parte final.
Por lo general, se realiza presionando el pincel al principio, soltándolo a lo largo del trazo y presionando de nuevo poco antes de acabar, para luego levantarlo rápido mientras continúa en la dirección del gancho.
El trazo ascendente
Este trazo es grueso al principio y termina en punta. Hay que empezar presionando la punta del pincel y liberar la presión gradualmente (despacio), levantando rápidamente el pincel al final.
Su forma perfecta es la de una espada y su inclinación debe ser de aproximadamente 45 grados respecto al resto de la figura.
Se traza de abajo a arriba.
El trazo curvo
El trazo curvo nace por la unión de un trazo horizontal y otro vertical, siguiendo ambos trazos en secuencia sin separar el pincel de la hoja.
El trazo puede presentar un ángulo agudo o más redondeado.
En algunos casos, da la impresión de estar entrecortado, y en otros puede terminar en un gancho.
Se obtiene siguiendo los trazos fundamentales que lo componen como ya se ha explicado.
Debes prestar atención al punto de unión de los trazos, pues en caso de querer dar sensación de continuidad se realiza ejerciendo presión, mientras que si se quiere dar la idea de ruptura debe hacerse sin presión y casi (solo casi) levantando el pincel.
La estructura
Aproximadamente el 37% de los caracteres chinos son bloques únicos, mientras que el 63% restante se compone de una suma de radicales.
Para obtener un carácter de forma bella y elegante, ya sea de un solo bloque o esté compuesto por radicales, hay que seguir algunas reglas que mejoran el equilibrio y la simetría.
El mismo trazo (por ejemplo, el punto) que puede estar presente varias veces en el mismo carácter debe realizarse de manera diferente según su posición.
Por ejemplo, en el carácter 心 xīn (corazón) hay 3 puntos que son, cada uno, una forma diferente de ofrecer al carácter una separación óptima y un buen equilibrio.
En el caso de que un carácter se convierta en un radical en otro carácter, como en 慧 huì (brillante/inteligente/inteligencia), la forma y la posición relativa tanto de los puntos como del trazo de gancho debe modificarse para estar en armonía con la parte restante.
No seguir las reglas de la estructura de caracteres tiene, inevitablemente, resultados desagradables, con caracteres desequilibrados sin base sólida y con apariencia de estar suspendidos y a punto de caer, trasmitiendo desasosiego y desorden al que lo observa.
Hay miles de ejemplos de este tipo y para poder dominar la técnica es necesaria una buena dosis de diligente práctica, no tanto para memorizar las combinaciones (que sería casi imposible), sino para desarrollar un sentido estético que nos ayude a guiar el pincel en cualquier situación.
En general, cada trazo debe estar en completa armonía con el resto del carácter y dibujarse de manera diferente en función de su entorno a fin de cumplir con las normas sobre la estructura.
Todo gira en torno a un centro que, una vez identificado, dota de equilibrio al carácter.
La composición
En la composición de un buen trabajo caligráfico es necesario prestar atención al tamaño de los caracteres que debe ser siempre el mismo.
En consecuencia, el primer carácter que se escribe es muy importante, ya que ofrece la impronta que han de seguir los demás.
Incluso el espaciado debe ser constante y no mostrar diferencias marcadas entre un carácter y otro, o entre una línea y otra.
La composición debe seguir su propio equilibrio y, por ejemplo, los caracteres compuestos por pocos trazos deben ser del mismo tamaño que los compuestos por muchos. A fin de no crear espacios demasiado vacíos, los caracteres que contienen pocos trazos deben dibujarse con trazos largos y potentes, mientras que los otros han de ser más finos y ligeros.
Para dotar de alma a la composición, los caracteres deben estar en armonía irregular y no tener la misma longitud o grosor. Algunos se curvarán ligeramente en una dirección mientras que otros estarán perfectamente derechos.
Esta irregularidad, como tal, no sigue reglas bien definidas; más bien queda determinada por el talento y las habilidades del calígrafo, y es la característica que da personalidad a toda la obra.
Cómo empezar
Lo mejor para empezar es encontrar a un maestro que pueda iniciarte en este arte y te guíe en los primeros pasos.
Son suficientes algunas pautas básicas para ayudarte a producir una composición estéticamente agradable, que te impulse a continuar y profundizar.
También puedes usar uno de los muchos libros existentes como guía para tus primeros trazos, pues a pesar de que por lo general no presentan explicaciones muy detalladas de la práctica, deteniéndose más en la historia y en los diversos estilos, pueden ser un buen punto de partida para un principiante.
Estos son algunos consejos:
El equipo es muy importante y no debes comprarlo de muy baja calidad, pues por un ahorro insignificante, tendrás resultados muy por debajo de tu capacidad.
Es especialmente importante que el pincel sea al menos de calidad media (véase la sección dedicada al pincel), de lo contrario el esfuerzo será mayor y los resultados más pobres.
Puedes usar solo la punta del pincel. De esta forma, un pincel grueso puede escribir también caracteres pequeños o finos, mientras que un pincel fino no puede escribir caracteres grandes. Para empezar, te aconsejo que adquieras uno de grosor medio.
Comienza a practicar con caracteres simples y, antes de pasar a los complejos, asegúrate de conocer las reglas que rigen la secuencia de los trazos.
No es necesario conocer el significado del carácter que estás escribiendo. Pero hay que saber el orden de los trazos que lo componen para lograr cierta fluidez.
Empieza con caracteres ni demasiado pequeños ni demasiado grandes, es decir, entre 5 y 10 cm de altura, debido a que los que son demasiado pequeños requieren una mano muy firme y un trazo muy limpio, mientras que para los que son demasiado grandes hace falta un amplio movimiento de la muñeca y también del brazo, lo que aumenta la dificultad.
Consigue (se puede encontrar en librerías) ejercicios (shūfǎ liànxí) y repítelos varias veces hasta que el pincel fluya sin vacilación.
No recomiendo usar «papel mágico» (ver capítulo sobre el papel) porque escribir con agua en lugar de tinta es muy distinto, y si aprendes con agua, al pasar a tinta tendrás que volver a empezar casi desde cero.
Sin embargo, no hay que descartar la idea de probar al mismo tiempo con agua y con tinta para hacerte una idea de las diferencias y hacer tus primeros ejercicios más funcionales y completos.
Por lo general, junto a las hojas de ejercicios hay instrucciones para mover el pincel en los diversos trazos que me han resultado muy útiles para afrontar la dificultad de los primeros caracteres de forma más consciente.
La práctica
La práctica es la base del aprendizaje en muchos casos; en este, es crucial, ya que la teoría cubre sólo una parte infinitesimal; esto forma parte de la cultura asiática y china en particular: aprender haciendo (learning by doing).
Dominar y ser capaz de reflejar en papel los secretos de este arte es un compromiso de por vida y una vez alcanzas un nuevo nivel de capacidad, aparecen otros cien.
Es como subir el tronco de un roble centenario: al llegar al final se abren algunas ramas de cuyo final brotan otras, más numerosas, y luego otras más: al llegar al final de una ramificación, las siguientes se multiplican.
Encontrarás belleza y enriquecimiento en el camino y al adentrarte en la práctica, te darás cuenta de que no hay llegada a un destino final. Es un esfuerzo continuo por mejorar, ya que no existe un nivel que no pueda mejorarse.
A la pregunta «¿cuánta práctica es necesaria?», la respuesta es que cuanto más tiempo dediques a la práctica, más mejorarás, aunque si quieres ver resultados, debes considerar al menos una o dos horas al día.
Es necesario que relajes el cuerpo y dejes la mente en blanco para poder ser uno con el pincel.
El pincel debe usarse con los cinco dedos de la mano y siempre debe ir perpendicular a la hoja: no tengas la tentación de inclinarlo o no aprenderás.
Debes guiarlo con el dedo anular y el dedo meñique al hacer movimientos hacia adelante, y con el corazón en caso de movimientos hacia atrás. El pulgar y el índice sirven como apoyo.
Mantén el pulso en los trazos largos y mueve también el brazo si se trata de trazos muy largos.
Nunca repases los trazos ya realizados ni vuelvas atrás y corrijas las imperfecciones, todo debe fluir continuamente y debes seguir estrictamente el lema: «bien a la primera»; de lo contrario, sería como hacer trampas en el solitario.
Al principio, realiza los trazos despacio para tener un control total de los movimientos, incluso los pequeños; después, cuando te sientas más seguro, debes mover el pincel alternando movimientos extremadamente rápidos y muy lentos: Yin y Yang que fluyen complementarios.
Puedes estar sentado al trazar los caracteres más pequeños, pero es mejor escribir los que sean muy grandes de pie.
En cualquier caso, debes mantener la espalda recta y los hombros bajos y relajados. Si estás sentado, las piernas no deben ir cruzadas o estiradas, sino que las plantas de ambos pies deben apoyarse en el suelo en línea con las rodillas.
Puedes apoyar el antebrazo en la mesa y solo levantar la muñeca o mantenerla un poco elevada o incluso apoyarla en el dorso de la otra mano. El objetivo principal es sentirte cómodo y relajado, de lo contrario te temblará la mano.
Hay que apoyar la lengua en el paladar, sin ejercer presión, para crear una conexión, también con los dientes y sin ejercer ningún tipo de presión. Los músculos de la cara, el cuello y el cuerpo en general deben estar lo más relajados posible.
Tras mucha práctica, cuando puedas escribir durante horas sin sentir dolor de ningún tipo (lo que significa que estás bastante relajado), comenzarás a coordinar la respiración con el trazo y a exhalar al ejercer presión e inhalar al soltarla o levantar el pincel.
Cuando hayas practicado durante mucho tiempo trabajando la respiración y la relajación, favorecerás un flujo constante de energía vital (el Qi), mejorando la eficiencia del cuerpo y la mente.
Expresividad
La poderosa expresividad de la escritura a mano es ampliamente reconocida no solo en la cultura china, sino también en occidente.
Este reconocimiento tiene bases tan sólidas que elevan el análisis de la escritura a la condición de auténtica ciencia: la grafología.
El nacimiento de esta nueva ciencia se remonta a principios del siglo XX, cuando el monje franciscano G. Moretti (1879-1963) en su «Tratado de Grafología» (1914), demostró la estrecha correlación entre el flujo escrito y el interior de quien escribe, sentando las bases para su futuro desarrollo.
La grafología se define en un famoso diccionario como la «Ciencia que tiene como objetivo, en el campo del psicodiagnóstico, revelar la personalidad y las condiciones psíquicas y morales de una persona mediante el examen de su escritura, además de emplearse en el análisis de documentos escritos a mano para reconocer su autenticidad o atribución, y en el ámbito judicial, para evaluar posibles falsificaciones».
La escritura de caracteres y el modo en que realizas los trazos está estrechamente relacionado con tu personalidad y tus dinámicas internas.
Una vez adquirida cierta destreza través de la práctica, puedes crear tu propio estilo, único e irrepetible, y transmitir tus emociones con el movimiento del pincel, creando composiciones que reflejan tu personalidad y estado de ánimo.
Podrás reflejar sobre el papel esas expresiones de ti mismo regalando a quien lo observe sensaciones de forma sencilla y directa.
El grosor de los trazos, su intensidad y matices de color, el tamaño relativo de los caracteres y radicales o su separación son elementos que se convertirán en fuente de tu expresión personal que nadie puede imitar.
Por ello, cuando hayas adquirido fluidez y destreza en el uso del pincel, el consejo que dan los calígrafos para ver si la tarea está hecha de forma correcta es este: mira en tu interior con total honestidad y si estás contento con tu composición y la encuentras agradable a la vista y expresiva al mismo tiempo, significa que la obra es un éxito total, independientemente del juicio de los demás.
Conclusión
Practicar el arte de la caligrafía es una puerta que te permite adentrarte en la cultura china y vale la pena probarlo al menos para tener una idea de lo que significa y de lo que ha significado a lo largo de miles de años.
Podrás ver lo expuesto en los museos e incluso los anuncios de neón en la carretera con otros ojos. Podrás impresionar a tus amigos o compañeros de trabajo en China que nunca esperarían que un laowai sintiera un deseo tan profundo de comprender su cultura, algo que, en muchos casos, (al menos por experiencia propia) ni siquiera ellos tienen.
Tampoco hay que subestimar los beneficios de esta práctica para la salud física y mental.
En muchos tratados de medicina china se recomienda la práctica de la caligrafía para tratar y, sobre todo, para evitar muchas enfermedades, dada su capacidad para hacer circular la energía vital, el Qi, que es la base de cualquier diagnóstico o intervención de la medicina tradicional china.
No sólo las dolencias físicas pueden beneficiarse de esta práctica, sino también las tendencias psicológicas peligrosas, pues incluso se reconoce como parte integral del camino hacia la iluminación de los monjes taoístas.
Por ejemplo, en la famosa novela que data de la dinastía Ming, Xīyóu jì (Viaje al Oeste), el protagonista Sun Wukong (el famoso rey mono) en su camino hacia la iluminación descrito en los dos primeros capítulos, además de las diversas tareas del hogar, cada día… “estudiaba el lenguaje y el comportamiento bajo la guía espiritual de sus hermanos más ancianos, comentaba las escrituras (antiguas), discutía sobre el Tao, practicaba caligrafía y quemaba incienso.»
En última instancia, se puede decir que la caligrafía es un recurso que permite obtener beneficios en muchos aspectos: mejora tu salud física y psicológica, tu conocimiento de la sociedad china, refina tu sentido de la estética y constituye una poderosa herramienta para expresar tu ser interior y tu vena creativa.
Photo Credits: Photos by Enrico Randi
Excelente escrito Enrico, tengo dos años estudiando Mandarin y la pandemia me inpulso a trabajar en la pintura, me incliné a trabajar con tinta China y al querer incursionar en la caligrafía China y ahora leer tu escrito se que tus consejos y observaciones también me ayudará con mis pinturas.
Gracias por el comentario Augusto
Extraordinario escrito. Permite acercar y conectar con el explorador que hasta ahora se inicia en el mundo de la caligrafía china. Ese soy yo. Recientemente he tomado un curso de caligrafía enfocado a observar trazos góticos, visigóticos, rotunda, en textos religiosos y diplomáticos en España.
Ahora al leer este documento sobre caligrafía China, mi interés crece y mi memoria reactiva un recuerdo de una sesión donde copiabamos un ideograma en un curso de chikung, lo que entonces me llevó a una autoobservación en ese momento.
Siento que ahora estoy mas sintonizado y este texto me da esa certeza.
Gracias por el comentario